Todos los seres humanos provenimos de las estrellas, afirma Sharon Koenig, autora de Los ciclos del alma

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Existe un plan divino que predetermina nuestras vidas. Cuestionamos las difíciles circunstancias que a veces impactan nuestras vidas, incluso esas instancias son parte de un algo más grande que nosotros en el universo. Los ciclos del alma nos permite dilucidar cómo estas influencias celestiales pueden impulsarnos a sortear crisis y dar valor al poder espiritual que encierra nuestro ser. En esta cautivante entrevista, Sharon Koenig comparte con nosotros el secreto para sostener una relación saludable con el universo.

Existe un plan divino que predetermina nuestras vidas. Cuestionamos las difíciles circunstancias que a veces impactan nuestras vidas, incluso esas instancias son parte de un algo más grande que nosotros en el universo. Los ciclos del alma nos permite dilucidar cómo estas influencias celestiales pueden impulsarnos a sortear crisis y dar valor al poder espiritual que encierra nuestro ser. En esta cautivante entrevista, Sharon Koenig comparte con nosotros el secreto para sostener una relación saludable con el universo.

Estimada Sharon, en tu libro Ciclos del alma describes la esencia del ser humano como una entidad proveniente del polvo de estrellas. ¿Puedes explicarnos en qué consiste esa aseveración y comentarnos si tú misma te consideras polvo de estrellas o más bien una constelación? 

Claro que sí, es científicamente cierto que somos polvo de estrellas o stardust. El científico planetario y experto en stardust, el Dr. Ashley King explica que: “Es 100% cierto que casi todos los elementos que se encuentran en el cuerpo humano, fueron hechos en una estrella…”  La visión de unidad y totalidad del ser humano y las galaxias es literal y física. Otra forma de verlo en el libro es cuando pregunto, ¿Desde el punto de vista de un ser microscópico? ¿Cómo nos veríamos los humanos? Probablemente como una o varias galaxias. Todos somos parte de la sopa cósmica, y también del espíritu cósmico. Decía Pablo en Hechos 17, 28:  «En Él (Dios) vivimos, nos movemos y existimos…” Me encanta saber que no estoy sola en este universo, que pertenezco a algo mayor que es inteligente y me protege. Somos constelaciones, galaxias, y estrellas, somos parte indivisible del universo. 


¿Cuál es tu definición personal del alma? 

El alma tiene una definición distinta para diferentes filosofías, y a menudo se utiliza como un sinónimo de espíritu. Personalmente considero que el alma es la parte de nosotros que trasciende el cuerpo y que lleva dentro de sí el diseño personal de nuestro ser individual. Es la parte espiritual que contiene el archivo de todas nuestras vivencias a través del tiempo y del espacio. Esas experiencias son recolectadas a través de nuestros sentidos. El alma también contiene el camino de regreso. La diferencia es que el alma es individual, mientras que el espíritu es Uno. Todos estamos unidos al espíritu, que es aquella parte de nosotros que está más cercana a Dios o a nuestra Fuente Divina. El alma en la tierra adopta un cuerpo físico, hecho especialmente para vivir en este ambiente severo. Nuestros instrumentos de supervivencia son la mente, los sentidos y las emociones, pero a veces se nos olvida y nos creemos que somos la mente o el cuerpo, y nos olvidamos que somos mucho más. Parafraseando a Pierre Teilhard de Chardin: No somos seres humanos teniendo una experiencia física, somos un alma teniendo una experiencia humana. El despertar espiritual es el estar conscientes de esta realidad de unidad, que todos somos Uno; es darnos cuenta que en el espíritu— tal como vimos sobre las galaxias y el universo, no existe la separación. Me decía un mentor, Dios toca y se comunica por medio de nuestro espíritu.   

¿Qué es más importante para el ser humano? ¿Su salud física o su salud mental? 

Es una magnífica pregunta. En la vida podemos tenerlo todo, incluyendo pertenencias y salud, pero al mismo tiempo carecer de paz. A menudo escuchamos que la salud física es lo más importante, sin embargo ¿Cuántas personas conocemos con salud física que carecen de paz mental? Una persona puede perder su salud física, o estar paralizado físicamente, incluso puede haber perdido sus capacidades mentales o memoria, sin embargo todavía puede mantener su paz espiritual. Lo veo con mi mamá que lamentablemente tiene Alzheimer, ella no tiene memoria, pero tiene paz espiritual. Es una paz que va más allá de los sentidos. La salud espiritual del ser humano es lo más importante, y ésta trasciende toda enfermedad, incluyendo la mental.   

Me llamó mucho la atención tu mención de que a veces pensamos que ha habido un error a la hora de nuestro nacimiento, mas luego aclaras que siempre somos hijos de la familia ideal. Si las cosas no van bien en familia ¿cómo se alinean nuestras vidas con los seres que nos dieron vida o con aquellos que decidieron adaptarnos? 

Si bien no podemos elegir de dónde venimos, siempre podemos elegir hacia dónde vamos. Una familia y su entorno negativo por ejemplo, puede convertirse en un obstáculo permanente, o puede ser el currículo personal perfecto para que nuestro propósito de vida se manifieste. En el caso de haber nacido en un ambiente abusivo, como fue el mío, o si nuestra familia no nos acepta, por ejemplo, el perdón significa dejar ir el dolor de lo que no podemos cambiar del pasado. Perdonar no siempre es mantener una relación que nos haga daño. Personalmente pienso que como dice el mandamiento, en lo posible debemos honrar a nuestros padres, especialmente en la vejez o en la enfermedad, pero a su vez, debemos protegernos de personas abusivas, incluyendo la familia. Uno de los pasos más importantes para vivir en paz, es la aceptación de lo que nos tocó vivir, que no es resignación, pero sí es responder a lo que tenemos en el presente.  A veces idealizamos la vida de otras personas, y pensamos que otros tienen la familia perfecta sin darnos cuenta lo que puede esconderse tras las puertas de lo que no se ve. Lo importante es conocernos y aprender cómo esas experiencias de la familia, afectan la manera en que vemos la vida, negativa o positivamente. Igualmente es importante aprender a revisarlas de vez en cuando y así evitar pasar los patrones negativos a otras generaciones. Por otro lado, los amigos son la familia que escogemos.  

Por último, ¿cómo defines la conexión idónea con Dios? 

Veo la conexión ideal a la divinidad como una relación saludable con la Fuente inteligente de todo este universo, al que también le llamo Dios. Esa conexión comienza al reconocer que Su naturaleza es el amor y se basa más en invitar y permitir, que pedir o dirigir, asumiendo y confiando en que la inteligencia de Su amor inevitablemente nos llevará a nuestra más alta expresión. Esa conexión es también conocida como la voluntad de Dios, lo que realmente es el mayor bien para todos, pues al final todos somos Uno.  Reconocer esta unidad resulta en el amor al prójimo como a ti mismo, porque al final reconoces que todo es parte de ti mismo. Estar unidos a esta conexión interior resulta en la paz, y en el darse cuenta de la totalidad de la vida.