¿Es este el fin?: Señales de la providencia divina en un nuevo mundo preocupante
El mundo parece estar más fracturado con cada día que pasa. ¿Acaso Dios nos ha dado la espalda?Los titulares de las noticias nunca han sido tan perturbadores, los cambios culturales tan rápidos, ni la decadencia moral tan pronunciada. ¿Qué está sucediendo? Después que se produce cada acontecimiento, las preguntas que se oyen con mayor frecuencia son estas: «¿Volverá el mundo a ser alguna vez lo que era antes?» y «¿Dónde está Dios en todo esto?»Durante estas últimas décadas, el doctor David Jeremiah se ha convertido uno de los líderes cristianos más solicitados en temas referentes a la aplicación de la Biblia y la cultura moderna. Y pocos estarían en desacuerdo en cuanto a que el ritmo en que las cosas están cambiando en la actualidad carece de precedentes. Ha llegado el tiempo de aceptar esta nueva normalidad, dice el doctor Jeremiah, y comprender que la mano de Dios sigue obrando en su plan eterno para la humanidad.Nadie se puede dar el lujo de ignorar estas advertencias, pero todos podemos comprender mejor el cuadro general de la historia, y el papel que desempeña cada uno de nosotros en este mundo cambiante. Desde las pistas proféticas que aparecen en las Escrituras, hasta una comprensión del poder de Cristo en todos los creyentes, este libro nos dirige por una clara senda hacia el futuro.Incluye capítulos detallados sobre:• El terrorismo• ISIS y el Islamismo Radical• La nueva Rusia• La crisis de la deuda de Estados Unidos • La pérdida de los principios absolutos• La decadencia moral• El control de las armas de fuego• La polarización y las divisiones
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¿Es este el fin?: Señales de la providencia divina en un nuevo mundo preocupante
El mundo parece estar más fracturado con cada día que pasa. ¿Acaso Dios nos ha dado la espalda?Los titulares de las noticias nunca han sido tan perturbadores, los cambios culturales tan rápidos, ni la decadencia moral tan pronunciada. ¿Qué está sucediendo? Después que se produce cada acontecimiento, las preguntas que se oyen con mayor frecuencia son estas: «¿Volverá el mundo a ser alguna vez lo que era antes?» y «¿Dónde está Dios en todo esto?»Durante estas últimas décadas, el doctor David Jeremiah se ha convertido uno de los líderes cristianos más solicitados en temas referentes a la aplicación de la Biblia y la cultura moderna. Y pocos estarían en desacuerdo en cuanto a que el ritmo en que las cosas están cambiando en la actualidad carece de precedentes. Ha llegado el tiempo de aceptar esta nueva normalidad, dice el doctor Jeremiah, y comprender que la mano de Dios sigue obrando en su plan eterno para la humanidad.Nadie se puede dar el lujo de ignorar estas advertencias, pero todos podemos comprender mejor el cuadro general de la historia, y el papel que desempeña cada uno de nosotros en este mundo cambiante. Desde las pistas proféticas que aparecen en las Escrituras, hasta una comprensión del poder de Cristo en todos los creyentes, este libro nos dirige por una clara senda hacia el futuro.Incluye capítulos detallados sobre:• El terrorismo• ISIS y el Islamismo Radical• La nueva Rusia• La crisis de la deuda de Estados Unidos • La pérdida de los principios absolutos• La decadencia moral• El control de las armas de fuego• La polarización y las divisiones
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by David Jeremiah
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El mundo parece estar más fracturado con cada día que pasa. ¿Acaso Dios nos ha dado la espalda?Los titulares de las noticias nunca han sido tan perturbadores, los cambios culturales tan rápidos, ni la decadencia moral tan pronunciada. ¿Qué está sucediendo? Después que se produce cada acontecimiento, las preguntas que se oyen con mayor frecuencia son estas: «¿Volverá el mundo a ser alguna vez lo que era antes?» y «¿Dónde está Dios en todo esto?»Durante estas últimas décadas, el doctor David Jeremiah se ha convertido uno de los líderes cristianos más solicitados en temas referentes a la aplicación de la Biblia y la cultura moderna. Y pocos estarían en desacuerdo en cuanto a que el ritmo en que las cosas están cambiando en la actualidad carece de precedentes. Ha llegado el tiempo de aceptar esta nueva normalidad, dice el doctor Jeremiah, y comprender que la mano de Dios sigue obrando en su plan eterno para la humanidad.Nadie se puede dar el lujo de ignorar estas advertencias, pero todos podemos comprender mejor el cuadro general de la historia, y el papel que desempeña cada uno de nosotros en este mundo cambiante. Desde las pistas proféticas que aparecen en las Escrituras, hasta una comprensión del poder de Cristo en todos los creyentes, este libro nos dirige por una clara senda hacia el futuro.Incluye capítulos detallados sobre:• El terrorismo• ISIS y el Islamismo Radical• La nueva Rusia• La crisis de la deuda de Estados Unidos • La pérdida de los principios absolutos• La decadencia moral• El control de las armas de fuego• La polarización y las divisiones

Product Details

ISBN-13: 9780718086527
Publisher: Grupo Nelson
Publication date: 10/11/2016
Sold by: THOMAS NELSON
Format: eBook
Pages: 352
File size: 953 KB
Language: Spanish

About the Author

David Jeremiah es pastor de la iglesia Shadow Mountain Community en San Diego, California, donde también presta sus servicios como rector de Christian Heritage College. Es autor de una docena de libros y es orador en conferencias bíblicas. Él y su esposa Donna tienen cuatro hijos, dos de ellos casados, y doce nietos.

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La Gente se Pregunta ... ¿Es Este El Fin?

Señales de la Providencia Divina en un Nuevo Mundo Preocupante


By David Jeremiah

Grupo Nelson

Copyright © 2016 David P. Jeremiah
All rights reserved.
ISBN: 978-0-7180-8652-7



CHAPTER 1

LA ÉPOCA DEL «TODO VALE»


El día 8 de mayo de 2011, Tony Bennett cruzó el escenario del Jacob Javits Center para cantar un par de baladas y dar comienzo al programa de una famosa organización benéfica de la ciudad de Nueva York. Toda la multitud que tenía delante de él resplandecía con las celebridades más importantes de Nueva York. La voz atemporal de Bennett emocionó a todos, y todos se maravillaban de la capacidad continuada de un cantante melódico de ochenta y cinco años de edad para encantar a una audiencia.

Pero más avanzada la noche fue Bennett mismo quien quedó encantado mientras escuchaba a una cantante que era exactamente sesenta años menor que él. Quedó conquistado por la fuerte y sonora voz de Lady Gaga. Bennett confesó después que se le puso la carne de gallina al escuchar la potencia y la claridad de sus canciones, y se convirtió en un fan al instante. Al encontrarse con ella entre bambalinas, Bennett la agasajó con historias de su compositor favorito, Cole Porter, y le pidió impulsivamente que colaborase con él en un proyecto de grabación. El álbum, Cheek to Cheek, salió en 2014, y la primera canción fue «Anything Goes» [Todo vale] de Porter».

Fue una elección apropiada. «Anything Goes» es una canción enérgica, cuyo ritmo se sigue con la punta del pie; uno no puede evitar sonreír mientras tararea la melodía, pero su letra, escrita en 1934, celebraba la caída libre de la moralidad del siglo XX estadounidense. La canción presume de cómo han cambiado los tiempos y afirma que a los puritanos les espera una conmoción. La letra se jacta de que la blasfemia y la desnudez están de moda. A pesar de su modernidad que hace que se muevan las puntas de los pies, «Anything Goes» representa el relativismo moral que ha infectado nuestra cultura, dejando a Occidente al borde del colapso espiritual.

Irónicamente, es una filosofía que arruinó la vida de Porter. El famoso compositor se crió en una granja de Indiana; su madre asistía a la iglesia, pero eso no impresionaba a su hijo. «Nunca sentí que la religión fuera algo serio para ella», recordaba él. «No tenía ninguna importancia. Ella iba para presumir de sus sombreros nuevos».

Porter aprendió a tocar el violín a los seis años de edad y el piano a los ocho; con la ayuda de su madre, publicó su primera canción a los diez años. Mientras estudiaba en Yale, se sumergió en la deslumbrante vida nocturna de Nueva York y se enamoró del teatro. Escribió su primera melodía para un espectáculo de Broadway en 1915 y después pasó a proporcionar a cantantes melódicos, como Tony Bennett y Frank Sinatra, decenas de éxitos: «I've Got You Under My Skin», «Night and Day», «Just One of Those Things», «Don't Fence Me In» y «I Get a Kick out of You».

Sus fans no entendían que sus canciones de amor las escribía para sus novios, que su matrimonio era una farsa, o que lo que ganaba financiaba una serie interminable de fiestas en las que «todo vale». «Su vida era una especie de teatro», recuerda el actor Kevin Kline. «Tenía un enorme apetito de placer: gastronómico y sexual. Era un curioso empedernido».

Porter disfrutaba de la aclamación del público, de un gran poder adquisitivo y de cuatro hermosas casas, todas bien amuebladas y en un mantenimiento perfecto para recibir a sus visitas. Su apartamento en París estaba revestido de papel pintado plateado con sillas tapizadas de pieles de cebra. Su suite de nueve habitaciones en las Torres Waldorf de Nueva York era un museo virtual de sus pertenencias y sus premios. También tenía una hacienda en Massachusetts y una casa en California.

Porter vivía tal como cantaba: «todo vale». Pero después de resultar herido en un accidente ecuestre, nunca recuperó la salud o la felicidad. Se encerró y pasó sus últimos años deprimido, enfermo, bebiendo y drogándose. Cuando su salud se deterioró hasta el punto de no poder seguir anestesiándose con alcohol, tenía cerca un alijo de cigarrillos, y decía: «Es lo único que me queda».

En 1964, Porter llegó en silla de ruedas a un hospital de California por última vez. La enfermera examinó al paciente, quizá preguntándose cómo alguien tan famoso podía verse tan deprimente. Marcando los puntos del cuestionario, la enfermera llegó al tema de la religión del paciente.

—Déjelo en blanco —respondió Porter.

—¿Protestante? —dijo la enfermera.

—Ponga: ninguna.

—¿Por qué no poner protestante? —preguntó un amigo que sabía que la madre de Porter había asistido a iglesias bautistas. Pero por insistencia de Porter, la respuesta fue un claro ninguna. Poco después de que le llevaran a su habitación en silla de ruedas, él envió a alguien para que destruyera sus fotografías pornográficas. Después de haber hecho eso, murió.

«Estuvo terriblemente solo al final», dijo un amigo. «En realidad no tenía nada ni a nadie cercano a él».

Su secretaria se lamentaba de que su jefe nunca encontrara la fortaleza que provenía de la fe en Dios. «Sin fe, uno es como una vidriera en la oscuridad», dijo ella. «Cómo llegar a su oscuridad particular», añadió, «es un enigma».

Una oscuridad parecida ha descendido sobre nuestro mundo, y la cultura estadounidense se parece ahora a esa vidriera por la que no entra luz. Vivimos en un mundo donde todo vale pero nada satisface. A pesar de cómo celebren el relativismo moral de Estados Unidos compositores y críticos sociales, deja a las personas terriblemente solas al final. Por eso me entristezco al evaluar la cultura popular actual y por qué es tan vital que los seguidores de Cristo se resistan a los cantos de sirena de nuestra época cada vez más decadente.


LA EXPRESIÓN DE NUESTRO DECLIVE MORAL

La Biblia anticipó que llegarían tiempos decadentes como nuestra era actual. Al hablar de su segunda venida, el Señor Jesús dijo: «Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre» (Mateo 24.37).

¿Cómo eran aquellos «días de Noé»? Génesis 6.5 nos dice: «Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal». Esta es una descripción de la sociedad barrida por el Diluvio.

En su libro sobre los días de Noé, Jeff Kinley escribió:

Si la Biblia es correcta al afirmar que toda la población de la tierra pensaba solamente en el mal continuamente, sin duda esos pensamientos malvados habrían incluido promiscuidad sexual, adulterio y perversión, al igual que violación, prostitución, homosexualidad y lesbianismo, y pedofilia. ¿Suena eso extremo o muy lejano? El hecho de que la mayoría de esas aberraciones y perversiones han sido predominantes entre nosotros desde los días de Noé, no es exagerado imaginar cuán notorias habrían sido en un mundo sin ninguna brújula o restricción moral.


Quizá Estados Unidos no se haya hundido aún hasta las profundidades de los tiempos de Noé; pero como digo en mi libro I Never Thought I'd See the Day: «Nuestra brújula moral parece que ya no tiene un "norte verdadero". La aguja da vueltas sin parar, buscando una dirección en la cual detenerse».

Segunda de Timoteo 3.1-5 dice:

También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella.


La descripción de la generación de Noé y la predicción que hace Pablo de la generación que introducirá los últimos tiempos resumen la depravación del hombre; sí, incluso la depravación total del hombre. Sé que depravación total es un término controvertido y, sin duda, se malentiende con frecuencia.

Depravación total no significa, como piensa la mayoría de la gente, que los seres humanos son tan depravados como podrían serlo. Eso, por necesidad, significaría que no hay nada bueno en los seres humanos; pero sabemos que no es ese el caso. No todos los seres humanos son borrachos, malhechores, adúlteros o asesinos. Muchos son nobles, generosos, abnegados, de moral elevada y amorosos. Depravación total define la extensión, no el grado, de nuestra impiedad; en otras palabras, aunque nuestra depravación no nos hace ser tan malos como podríamos ser, sí nos afecta en todas las áreas de nuestro ser, corrompiendo cada parte de nuestra condición de humanos en diversos grados.

Charles Swindoll escribió:

Si la depravación fuera azul, estaríamos totalmente cubiertos de azul. Si nos hicieran un corte en cualquier lugar, sangraríamos azul; si examinaran nuestra mente, encontrarían pensamientos azules; si penetraran en nuestra visión, habría imágenes azules llenas de avaricia y lujuria; si entraran en nuestro corazón, se hallarían emociones azules de odio, venganza y culpabilidad. Si entraran en nuestra voluntad, descubrirían decisiones y respuestas de color azul oscuro.


Además, J. Dwight Pentecost explicó:

La doctrina de la depravación tiene que ver no con la estimación que el hombre hace del hombre, sino más bien con la estimación que Dios hace del hombre. Somos los herederos de generaciones de la enseñanza de la evolución, la cual ve al hombre en una espiral siempre ascendente, elevándose cada vez más alto desde la profundidad de la cual ha surgido, hasta que finalmente llegará a las estrellas. Este concepto está tan divulgado, que de algún modo hemos llegado a sentir que hay tanto bien en el peor de nosotros que el hombre no está tan mal, después de todo. Cuando el hombre es quien mide a los hombres, siempre podemos encontrar a alguien que esté más abajo de lo que estamos nosotros en la escala moral o ética, y la comparación nos proporciona un sentimiento de satisfacción de nosotros mismos. Pero las Escrituras no miden a los hombres según el hombre, sino según Dios que los ha creado. La criatura es medida por el Creador, y es deficiente.


La depravación humana es un síntoma de nuestro aislamiento de Dios, que se produjo en la caída cuando el hombre y la mujer rechazaron al Espíritu de Dios y escogieron seguir sus propios deseos. Sin Dios al volante del corazón humano, somos como un auto sin conductor que corre a toda velocidad por la autopista. Es inevitable que se produzca un accidente.

Esta depravación, o impiedad, es la raíz del declive moral de Estados Unidos. Deseamos lo que nos hace sentir bien en lugar de lo que es bueno. Nuestra depravación se manifiesta de varias maneras. Veamos algunos ejemplos.


Depravación en nuestras mentes

En enero de 2016 el sitio más grande de pornografía en línea en la Internet publicó sus estadísticas anuales. Solamente en esta página web y solamente en el año 2015 los consumidores vieron 4.392.486.580 horas de pornografía. Convirtamos esas horas en años, y significa que esas personas colectivamente pasaron más de 500.000 años viendo pornografía.

En este sitio en particular y solamente en 2015 las personas vieron 87.849.731.608 videos calificados para adultos. ¡Más de ochenta y siete mil millones! Eso supone doce videos por cada hombre, mujer, niño y niña en el planeta.

Al informar de esas estadísticas, Jonathon van Maren advierte que gran parte de esta pornografía era «material duro» e «impulsado por el mercado». Él dice: «Las personas querían ver a mujeres humilladas; golpeadas; violadas. Millones y millones de ellas ... Necesitamos tomarnos esto en serio, o nuestras iglesias se ahogarán en un mar de suciedad juntamente con el resto de la cultura».

Y empeora aún más. Se calcula que más de una tercera parte de la pornografía en la Internet está relacionada con niños. Me puso enfermo leer sobre la prevalencia de la pornografía infantil en nuestro país. Según un artículo de la CNN, Estados Unidos es el hogar de más páginas comerciales pornográficas infantiles que ningún otro lugar en la tierra. Cada día, 116.000 búsquedas en la Internet están relacionadas con la pornografía infantil, y cada año 300.000 niños o más en Estados Unidos son forzados a participar en el mercado sexual comercial. Un 68% de los niños con quienes se trafica en el mercado sexual han estado bajo el cuidado de los servicios sociales o el cuidado de acogida; y uno de cada diez niños será víctima de abuso sexual en nuestro país.

Las cicatrices emocionales de ese tipo de abusos duran toda la vida. Un reciente estudio australiano descubrió que «los jóvenes que habían experimentado abuso sexual infantil tenían un índice de suicidio que era de 10,7 a 13,0 veces más alto que el índice nacional australiano ... El 32% de los niños que sufrieron abuso habían intentado suicidarse».

La otra cara del problema de la pornografía infantil tiene que ver con niños inocentes que se tropiezan sin querer con material morboso en su casa o en las computadoras de la escuela. Muchos niños crecen con una exposición constante a la pornografía, lo cual les ciega a sus peligros. Un estudio Barna descubrió que la mayoría de adolescentes están tan aclimatados a la cultura que creen que no reciclar es más inmoral que la pornografía.

La pornografía y el abuso infantil no son los únicos síntomas de nuestra sociedad repleta de sexo. Existe el «sexting», la práctica de enviar fotografías explícitas de uno mismo por el teléfono celular. Se ha convertido en un fenómeno entre adolescentes y jóvenes adultos, y los sondeos muestran que el 62% de adolescentes y jóvenes adultos ha recibido una imagen sexualmente explícita, y el 41% ha enviado una.

El joven escritor judío y comentarista político Ben Shapiro escribió en su libro Porn Generation [Generación porno]: «Soy un miembro de una generación perdida. Hemos perdido nuestros valores. En un mundo donde todos los valores son iguales, donde todo es simplemente cuestión de elección, el narcisismo gobierna la época ... La aceptación dominante de la pornografía se ha convertido en un hecho social».

No tengo espacio para describir el sexo, la violencia, y la naturaleza adictiva de algunos de los videojuegos actuales y del entretenimiento digital interactivo. Y veamos lo que hay en la televisión, no solamente en los canales por cable, sino también en las redes principales. Pensándolo mejor, ¡no lo veamos! Cada temporada empeora aún más. A veces meneo la cabeza casi con desesperación y digo: «¿Qué será lo siguiente?».

En la época de Noé, todo pensamiento e intención del corazón era continuamente el mal, y ahora tenemos la tecnología para tomar las fantasías más morbosas de la mente humana y proyectarlas en una pantalla que un niño puede sostener entre sus manos. Todo esto ha conducido al embrutecimiento de la cultura occidental. Nos hemos vuelto un pueblo profano, cada vez con menos restricciones en la conducta y el lenguaje, y con un respeto cada vez menor por la vida humana.


Depravación en nuestros matrimonios

En el caso de 2015 de Obergefell contra Hodges, el Tribunal Supremo de Estados Unidos, con una votación de 5 a 4, se atrevió a «redefinir» el matrimonio para que incluyera relaciones comprometidas entre parejas del mismo sexo. Pongo entre comillas «redefinir» porque la definición inherente del matrimonio no puede ser alterada por ningún agente humano.

Dios mismo definió el pacto matrimonial en Génesis 2, en el jardín del Edén, mucho antes de que se establecieran gobiernos humanos. Él originó la ordenanza del matrimonio antes de que se diera la ley mosaica, antes de que existiera el Estado de Israel, antes de que fuera fundada la iglesia, y antes de que se reuniera ningún consejo eclesial. El Señor estableció la fórmula para el matrimonio antes de que llegara a existir ninguna de esas instituciones, y es tan inviolable como la ley de la gravedad o los axiomas de la física.

Jesús describió el matrimonio de este modo: «Pero al principio de la creación, varón y hembra los hizo Dios. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne; así que no son ya más dos, sino uno» (Marcos 10.6–8). En otras palabras, matrimonio es matrimonio solamente cuando implica la unión de dos seres con atributos complementarios diseñados específicamente para el propósito de ser uno. Dios ordenó el matrimonio como un pacto para toda la vida entre estos dos seres, un hombre y una mujer, y este es el único ámbito adecuado y dado por Dios para el ejercicio de las relaciones sexuales.

No podemos controlar lo que haga una sociedad secular, pero como cristianos podemos demostrar un camino mejor y permitir que la Palabra de Dios gobierne nuestras propias convicciones y nuestra conducta. Sin embargo, la decisión del Tribunal sobre Obergefell contra Hodges sitúa innegablemente en un lugar difícil a los creyentes en la Biblia. El juez Samuel A. Alito Jr., en su disconformidad con la opinión mayoritaria, predijo que esta decisión se convertiría en una base para una discriminación legal agresiva contra aquellos que sostuvieran una perspectiva bíblica del matrimonio:

Será utilizada para vilipendiar a los estadounidenses que no estén dispuestos a asentir a la nueva ortodoxia. En el curso de su opinión, la mayoría compara las leyes tradicionales del matrimonio con leyes que negaban un trato igualitario para afroamericanos y mujeres. Las implicaciones de esta analogía serán explotadas por aquellos que están decididos a pisotear cualquier vestigio de disconformidad.


(Continues...)

Excerpted from La Gente se Pregunta ... ¿Es Este El Fin? by David Jeremiah. Copyright © 2016 David P. Jeremiah. Excerpted by permission of Grupo Nelson.
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Table of Contents

Contents

Introducción, vii,
PARTE 1: ¿ES ESTE EL FIN DE ESTADOS UNIDOS?, 1,
1. La época del «todo vale», 3,
2. El desangramiento de nuestras fronteras, 33,
3. El aumento de la intolerancia, 61,
4. La apatía de Estados Unidos, 95,
5. El remedio del avivamiento, 127,
PARTE 2: ¿ES ESTE EL FIN DEL MUNDO?, 155,
6. El aislamiento de Israel, 157,
7. La insurgencia del ISIS, 187,
8. La resurrección de Rusia, 217,
9. El rapto de los redimidos, 247,
10. Trasladados antes de la Gran Tribulación, 279,
Reconocimientos, 305,
Notas, 309,
Acerca del autor, 335,

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