Accion suave: Alternativas innovadoras para un mundo en crisis

Arguing that many traditional forms of action—aid programs, government policies, social interventions—are often ineffective and even socially disruptive, this treatise proposes a movement toward "gentle" actions: those that take into account the fragile ecology of an organization, a city, or a group of people. Whether exploring micro-lending, cattle donations, trade training, or even community gardens, the book provides numerous examples in which knee-jerk reactions can be eschewed in favor of carefully considered and locally sensitive strategies, often to great effect. Each chapter concludes with a series of questions and challenges that encourage the reader to undergo a period of “creative suspension”—a time during which he should resist the temptation of immediate action and instead contemplate the details and complexities of the situation—prior to proceeding.

Sosteniendo que muchas formas tradicionales de acción—programas de ayuda, políticas gubernamentales, intervenciones sociales—son a menudo ineficaces y aún socialmente perjudiciales, este tratado propone un movimiento hacia acciones suaves”: aquellas que tienen en cuenta la ecología frágil de una organización, una ciudad o un grupo de personas. Ya sean la microfinanciación, las donaciones de ganado, el entrenamiento comercial o hasta jardines comunitarios, el libro provee numerosos ejemplos en los cuales las reacciones automáticas pueden ser descartadas a favor de estrategias detenidamente consideradas y localmente sensibles, a menudo con muy buenos resultados. Cada capítulo concluye con una serie de preguntas y retos que animan al lector a someterse a un periodo de “suspensión creativa”—un tiempo durante el cual debería resistir la tentación de la acción inmediata y más bien contemplar los detalles y las complejidades de la situación—antes de proceder.

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Accion suave: Alternativas innovadoras para un mundo en crisis

Arguing that many traditional forms of action—aid programs, government policies, social interventions—are often ineffective and even socially disruptive, this treatise proposes a movement toward "gentle" actions: those that take into account the fragile ecology of an organization, a city, or a group of people. Whether exploring micro-lending, cattle donations, trade training, or even community gardens, the book provides numerous examples in which knee-jerk reactions can be eschewed in favor of carefully considered and locally sensitive strategies, often to great effect. Each chapter concludes with a series of questions and challenges that encourage the reader to undergo a period of “creative suspension”—a time during which he should resist the temptation of immediate action and instead contemplate the details and complexities of the situation—prior to proceeding.

Sosteniendo que muchas formas tradicionales de acción—programas de ayuda, políticas gubernamentales, intervenciones sociales—son a menudo ineficaces y aún socialmente perjudiciales, este tratado propone un movimiento hacia acciones suaves”: aquellas que tienen en cuenta la ecología frágil de una organización, una ciudad o un grupo de personas. Ya sean la microfinanciación, las donaciones de ganado, el entrenamiento comercial o hasta jardines comunitarios, el libro provee numerosos ejemplos en los cuales las reacciones automáticas pueden ser descartadas a favor de estrategias detenidamente consideradas y localmente sensibles, a menudo con muy buenos resultados. Cada capítulo concluye con una serie de preguntas y retos que animan al lector a someterse a un periodo de “suspensión creativa”—un tiempo durante el cual debería resistir la tentación de la acción inmediata y más bien contemplar los detalles y las complejidades de la situación—antes de proceder.

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Accion suave: Alternativas innovadoras para un mundo en crisis

by F. David Peat
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by F. David Peat

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Overview

Arguing that many traditional forms of action—aid programs, government policies, social interventions—are often ineffective and even socially disruptive, this treatise proposes a movement toward "gentle" actions: those that take into account the fragile ecology of an organization, a city, or a group of people. Whether exploring micro-lending, cattle donations, trade training, or even community gardens, the book provides numerous examples in which knee-jerk reactions can be eschewed in favor of carefully considered and locally sensitive strategies, often to great effect. Each chapter concludes with a series of questions and challenges that encourage the reader to undergo a period of “creative suspension”—a time during which he should resist the temptation of immediate action and instead contemplate the details and complexities of the situation—prior to proceeding.

Sosteniendo que muchas formas tradicionales de acción—programas de ayuda, políticas gubernamentales, intervenciones sociales—son a menudo ineficaces y aún socialmente perjudiciales, este tratado propone un movimiento hacia acciones suaves”: aquellas que tienen en cuenta la ecología frágil de una organización, una ciudad o un grupo de personas. Ya sean la microfinanciación, las donaciones de ganado, el entrenamiento comercial o hasta jardines comunitarios, el libro provee numerosos ejemplos en los cuales las reacciones automáticas pueden ser descartadas a favor de estrategias detenidamente consideradas y localmente sensibles, a menudo con muy buenos resultados. Cada capítulo concluye con una serie de preguntas y retos que animan al lector a someterse a un periodo de “suspensión creativa”—un tiempo durante el cual debería resistir la tentación de la acción inmediata y más bien contemplar los detalles y las complejidades de la situación—antes de proceder.


Product Details

ISBN-13: 9788472457522
Publisher: Editorial Kairos
Publication date: 06/01/2011
Pages: 288
Product dimensions: 5.10(w) x 7.80(h) x 0.80(d)
Language: Spanish

About the Author

F. David Peat is a physicist and the author of Blackfoot Physics and Synchronicity: The Bridge Between Matter and Mind. He is also the founder of the Pari Center for New Learning, an institution that seeks to provide opportunities to explore ideas and promote new skills in the areas of interpersonal relations, psychology, and science.

Read an Excerpt

Acción Suave

Alternativas Innovadoras para un Mundo en Crisis


By F. David Peat, Elsa Gómez

Editorial Kairós

Copyright © 2008 Editorial Kairós, S. A.
All rights reserved.
ISBN: 978-84-7245-782-9


CHAPTER 1

LA VIDA EN UN MUNDO MECÁNICO


La acción suave fue la actitud que adoptaron Claire y Gordon Shippey en Middlesbrough y es la base de la facilitación de proyectos empresariales de Ernesto Sirolli. Pero los Shippey y los Sirolli de este mundo son pocos y están geográficamente alejados unos de otros. Todos los demás que desean "ayudar" acaban, la mayoría de las veces, imponiendo soluciones de su propia hechura a situaciones que quizá no comprenden plenamente. ¿A qué se debe esto? La respuesta, creo yo, es que aplicamos métodos que, si bien en muy contadas ocasiones consiguen llevar las cosas a buen puerto, no son verdaderamente apropiados para las innumerables sutilezas y complejidades que en general encierran las situaciones de la vida real.

La forma de hacer mecanicista puede conseguir resultados asombrosos cuando se aplica en el contexto adecuado. Pensemos, por ejemplo, en un automóvil. Si no funciona como es debido, lo llevamos a una estación de servicio, donde su computadora interna nos ofrecerá una lectura del estado del motor. Pero ésta es una innovación relativamente reciente, y, a lo largo de muchas décadas, los mecánicos han sido capaces de detectar rápidamente el fallo o reemplazar la pieza defectuosa sin la ayuda de una computadora. Sabían que un motor funciona porque la bujía genera una chispa en el instante preciso en que la mezcla de aire y gasolina se comprime en el cilindro, luego lo primero que se debe comprobar es si la bujía produce esa chispa. Si la chispa no se produce, el problema debe estar en algún punto entre la batería y la bujía, de modo que comprueban si las conexiones de la batería están bien ajustadas, si el delco está limpio y seco.

Ahora bien, si la bujía produce el encendido correctamente, entonces el problema habrá que buscarlo en la otra conducción, que va del depósito de la gasolina al cilindro, y por tanto el mecánico revisa el carburador. ¿Podría ser que la válvula de aguja estuviera bloqueada? Y así, paso a paso, se puede rastrear la avería del motor hasta detectar el fallo del componente individual. Para volver a poner el automóvil en marcha, es necesario limpiar, reparar o reemplazar la pieza que hemos visto que está averiada.

Cuando se trata de motores y de máquinas, este método de trabajo resulta extremadamente eficaz, pues nos permite analizar un sistema complicado dividiéndolo en una serie de piezas separadas que interactúan entre sí, e ir estudiándolas hasta ver qué componente concreto es el causante de la avería. Las máquinas se pueden analizar de este modo, y es posible predecir con certeza cuál será el resultado de nuestra intervención. ¡Qué sencillo sería si pudiera aplicarse la misma técnica a los problemas globales ante los que nos encontramos en la actualidad ...: a la economía, a la ecología, a los conflictos humanos e incluso a nuestros cuerpos! La diferencia es que ni la naturaleza ni la sociedad ni nosotros somos máquinas, sino que estamos hechos de un modo infinitamente más complejo y sutil, y por eso el comportamiento no se puede analizar, evaluar ni predecir de una forma mecánica.

Es verdad que los médicos diagnostican las enfermedades con mucho acierto, pero no trabajan exactamente de la misma manera que los mecánicos de automóviles. Para determinar una enfermedad es necesario agrupar y hacer coincidir toda una compleja serie de síntomas; es un proceso que se acerca más a reconocer los rasgos de una cara familiar que a analizar las piezas de una máquina. Y es que reconocer un rostro exige un proceso cerebral altamente sofisticado. Somos capaces de distinguir a un amigo en medio de una multitud después de muchos años de no haberlo visto, en condiciones de luz de lo más diverso e incluso si ahora lleva barba, o bigote o ha dejado de llevarlos. Nadie comprende a la perfección cómo sucede esto, pero lo que sí sabemos es que reconocer rostros y patrones de enfermedad es mucho más complejo que trabajar con máquinas. Hay que añadir que, aunque la gente "tenga" sarampión o gripe, el curso que seguirá la enfermedad será diferente en cada individuo, y esto significa que, si bien se puede proponer una solución médica que equivaldría, por así decirlo, a la reparación de un automóvil, el curso que tomará esa cura no es ya algo tan predecible.

Nuestra experiencia cotidiana nos muestra que la naturaleza y la sociedad son definitivamente no mecanicistas; el problema es que en muchos aspectos continuamos comportándonos como si lo fueran: las organizaciones que hemos creado reaccionan a menudo de forma mecánica, y los legisladores creen que todos los problemas deben tener soluciones bien definidas, de lo cual se deriva que toda situación haya de ser analizada exhaustivamente para que el curso de acción pueda entonces predecirse con exactitud. Cuando contemplamos la naturaleza y la sociedad de esta manera, como si fueran un complicado artefacto, nuestra forma de actuar y de tratarlas tiende también a ser mecánica. Y aquí es donde está el problema. Ésta es esencialmente la razón de que el mundo actual se encuentre asediado por tantos problemas y de que las organizaciones y los gobiernos con tanta frecuencia no funcionen como deberían, o incluso acaben empeorando aún más cualquier situación.

Esta forma de ver el mundo y de relacionarse con él, a mi entender tiene sus orígenes en la Baja Edad Media. Hasta entonces, los europeos habían vivido en un universo que consideraban vivo. El mundo rebosaba de conexiones, "simpatías" y correspondencias: los metales se generaban en el vientre de la tierra, y el alquimista, el artista, el minero y el metalista eran los parteros de la naturaleza, que la asistían en sus esfuerzos por alcanzar la perfección. Las vidas de los seres humanos se regían por los ciclos del tiempo, y transcurrían en un espacio social rico y generoso como un huevo. Pero durante la segunda mitad del sigloXIII, aparecieron de repente una serie de invenciones tecnológicas, que eran, en esencia, poderosos instrumentos de ayuda para el pensamiento abstracto.

Así como una palanca nos permite levantar una roca que tiene varias veces nuestro peso, aquellos instrumentos de la mente permitieron al hombre medieval organizar, manipular, mover y controlar su entorno desde el mundo del pensamiento; y a la vez que el pensamiento fue haciendo patente su capacidad para manipular un mundo de abstracciones, también la manera de percibir el mundo exterior, el mundo físico, empezó a transformarse y a adoptar una forma nueva. El resultado fue un viaje acelerado hacia nuestra era moderna de la ciencia y la tecnología.

La consciencia humana estaba aprendiendo a transformar el mundo, y este nuevo mundo, por su parte, exigía cada vez más pensamiento. El impacto que tuvieron aquellas herramientas del pensamiento fue mucho más radical que el de la revolución informática moderna con sus computadoras e Internet. De hecho, las semillas de nuestra revolución informática se sembraron ¡casi ochocientos años atrás!

¿Y cuáles fueron esas herramientas mentales? Lo que las caracterizaba era la capacidad que conferían para configurar y representar el mundo dentro de la mente por medio de abstracciones. Cuando uno las describe en la actualidad, no parecen tan impresionantes, pero su potencial demostró ser asombroso y sobrecogedor. Entre ellas estaban:


• La adopción del sistema numérico indoarábico, en lugar de los números romanos (lo cual facilitó enormemente la suma, resta, multiplicación y división de grandes cifras).

• La colocación de relojes mecánicos en los edificios públicos y la medición numérica del tiempo.

• El refinamiento de la argumentación filosófica, organizándola en una serie de pasos lógicos bien definidos.

• El sistema de contabilidad de partida doble.

• Una cartografía de gran precisión.

• La navegación sistemática.


Pensemos, por ejemplo, en lo que pudo suponer la combinación del sistema de partida doble con los números arábicos. Antes de estas innovaciones, las ganancias reales de un negocio se calculaban mayormente por aproximación, y, como consecuencia, el comerciante nunca sabía a ciencia cierta si el negocio era rentable o no. En lugar de libros mayores, había sólo reseñas anecdóticas de cada mercadeo. Ahora, en cambio, los mercaderes podían llevar la cuenta exacta de los beneficios y las pérdidas; podían calcular, por ejemplo, si desde el punto de vista económico les interesaba invertir en una travesía a las Islas de las Especias, y todo esto les permitió crear en su mente una imagen del futuro y traerla al presente; podían hacer predicciones; tenían mucho mayor control del mundo económico que les rodeaba y, lo que es más, ahora el tiempo mismo se había reducido a números. En el pasado, los padres de la Iglesia habían argüido que la usura, es decir, prestar dinero cobrando por ello un interés — o lo que es lo mismo, cobrar un interés acorde al plazo de tiempo que se tardara en devolver el préstamo —, no estaba bien, puesto que el tiempo pertenecía a Dios. Pero ahora el tiempo se había secularizado, y esto vino acompañado de toda una serie de metáforas nuevas, como «el tiempo es oro», «ahorrar tiempo», «perder el tiempo», «reservar tiempo», «invertir tiempo», etc.

Casualmente, también tuvo lugar en la Baja Edad Media la invención del telar. Más tarde, en el siglo XIX, Charles Babbage y su ayudante, Augusta Lee, descubrirían que el modo en que un telar reproducía el patrón de una alfombra respondía a una secuencia de acciones que se habían programado en tarjetas perforadas que se colocaban en el telar. Al observar esto, se les ocurrió la idea de tejer asimismo números, y de aquí nació la idea de la computadora y del programa de computadora. El mundo tuvo que esperar a que llegara la electrónica antes de poder hacer realidad el sueño de Babbage, pero la computadora no es en realidad más que el desarrollo creativo de una serie de ideas y tecnologías cuyas bases se habían sentado varios s antes. En éste, y en tantos otros aspectos, los fundamentos de la ciencia y de la tecnología modernas estaban implícitos en la transformación de la consciencia que se produjo a lo largo de la Edad Media.

Fue un período prolífico en éxitos, pero también dio origen a una forma de ver el mundo que, en determinadas circunstancias, podía acabar teniendo efectos desastrosos. Era aquella capacidad para concebir el mundo como algo externo a nosotros, como algo controlable, predecible y manipulable, y ya no como extensión viva de nosotros mismos y de nuestra sociedad, lo que encerraba un peligro; pues la nueva concepción del mundo iría acompañada del sueño del progreso y del crecimiento sin fin.

Poco después de este período Europa vivió la llegada del Renacimiento, en el que el mundo vivo estaba aún más distanciado de nosotros y el "Hombre" pasó a ser la medida de todas las cosas. Y ¿cuál es la gran invención asociada con el Renacimiento? La perspectiva en la pintura.

¿Qué es la perspectiva? La perspectiva es el mundo representado como algo externo a nosotros; es el mundo tal como lo vería una persona con un solo ojo y cuya cabeza estuviera atenazada en una posición fija. No cabe duda de que crea una ilusión muy convincente de la realidad exterior, pero lo cierto es que está muy lejos de la forma en que el ojo y el cerebro "ven" en realidad el mundo, que es un proceso enormemente activo e intencional.

Además, la perspectiva agrupa el mundo en un único esquema lógico (técnicamente se llama a esto geometría proyectiva) en el que cada objeto individual aparece distorsionado hasta que se le hace encajar en la lógica matemática predominante. Las bocas circulares de las vasijas se convierten ahora en elipses, las paredes de las casas dejan de ser paralelas, los caminos parecen estrecharse en la distancia. Tuvo que llegar Cézanne para que la pintura empezara finalmente a derrocar la perspectiva y nos permitiera ver cada objeto, cada una de las manzanas de Cézanne, tal como es en realidad.

Y poco después del Renacimiento llegó el auge de la ciencia, con Descartes, Galileo y Newton. La contribución de este último fue de una importancia sin igual, pues elaboró la más exitosa teoría que se haya formulado hasta la fecha, una teoría que unifica los fenómenos más dispares — desde la caída de una manzana hasta la órbita de la Luna — bajo las tres leyes del movimiento. Pero esto tuvo un precio, ya que el universo de la física no sería a partir de ahora más que una precisa maquinaria newtoniana. Era un universo sin propósito. La Tierra era simplemente un planeta que orbitaba alrededor de una estrella común y corriente, situada casi al extremo de una galaxia que existía entre innumerables galaxias más. La vida era un accidente químico, y Nietzsche y otros no tardarían en escribir acerca de la muerte de Dios.

Los científicos, y especialmente los físicos, suelen afirmar que la física es la reina de todas las ciencias. Así pues, según ellos, la química puede reducirse a física, y la biología, por su parte, reducirse a química. Incluso Sigmund Freud estaba convencido de que llegaría el día en que la mente se comprendería desde el punto de vista "científico", y sus teorías de psicopatología se basaban en la idea de que una serie de bloqueos afectaban el libre fluir de la energía biológica. ¡La consciencia quedó reducida a un sistema termodinámico! Y si podía aplicarse un enfoque objetivado y reduccionista al comportamiento humano, ¿por qué no también a la economía, la historia y la sociología? ¿Llegaría el día en que todo el conocimiento humano quedaría reducido a un único sistema científico dominante? Pero aquí empieza el problema, pues cuando esta ciencia convierte en objeto la naturaleza y la sociedad y las considera una máquina — si bien una máquina altamente sutil y compleja —, no deja espacio para los sentimientos humanos ni los valores éticos. Es una ciencia cuantitativa que nada dice sobre las cualidades.

Aunque nuestras experiencias cotidianas nos demuestran que este tipo de enfoque reduccionista y mecanicista no sólo peca de exagerado optimismo, sino que, de hecho, está seriamente equivocado, nuestras organizaciones y gobiernos, nuestros planes y estrategias siguen manteniendo una simple fe en la predicción y el control. Y lo que está claro es que, si en lo más profundo el mundo no es mecánico pero nuestras estrategias y planes continúan organizándose desde una perspectiva mecánica, forzosamente vamos a encontrarnos con problemas muy serios. Confundir la luz roja de un semáforo con un anuncio de neón puede ocasionar un accidente de tráfico, pero contemplar los problemas de la desertización de la selva tropical, de la violencia ciudadana o del cuerpo humano como si fueran cuestiones fáciles de analizar, hasta el punto de creer que podemos ofrecer soluciones aisladas y predecir sus resultados, nos va a llevar a un desastre mucho mayor. El haber percibido y valorado la sociedad, la economía y la naturaleza de una forma inapropiada nos ha conducido a esta cadena de crisis a las que se enfrenta ahora el planeta entero.

Cuando el enfoque newtoniano o mecanicista, tan apropiado para su lugar específico, se transfiere a la sociedad, las interacciones humanas y los entornos vivos, actúa simplificando y fragmentando tanto las situaciones que corre el peligro de pasar por alto lo más importante. Además, su poder de crear modelos, hacer cálculos precisos y elaborar predicciones tiene una cualidad engañosamente atractiva, que nos da la falsa seguridad de que sabemos a ciencia cierta lo que estamos haciendo. No cabe duda de que la ciencia ha incrementado nuestro conocimiento del cosmos y ha producido muchos milagros tecnológicos, pero, por otro lado, los doscientos años de análisis y predicción científica han alentado nuestra objetivación del mundo, la cual ha tenido el efecto de hacernos descuidar los valores humanos, y ha debilitado nuestra relación con la naturaleza al haber potenciado nuestra tendencia a dominar, controlar y explotar el mundo que nos rodea. Se piensa que todo problema tiene una solución que puede aplicarse a una parte concreta del sistema, y si esa solución no resulta como se esperaba, se convocará un nuevo grupo de estudio y sus propuestas se aplicarán aún con mayor rigor. Sí, es posible que nos enfrentemos a una serie de crisis, entre ellas el calentamiento global, pero estamos convencidos de que, de un modo u otro, la ciencia y la tecnología darán con una solución que nos permita seguir comportándonos como lo hemos hecho hasta ahora. Objetivar la naturaleza nos ha conducido a una pérdida de sensibilidad y a no encontrar sentido al hecho de estar "en el mundo".


(Continues...)

Excerpted from Acción Suave by F. David Peat, Elsa Gómez. Copyright © 2008 Editorial Kairós, S. A.. Excerpted by permission of Editorial Kairós.
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