Me dicen Pudge: Mi pasión y mi vida el béisbol (They Call Me Pudge: My Life Playing the Game I Love)

Con 14 apariciones All-Star, 13 Guantes de Oro, un Premio de Jugador Más Valioso, y, por supuesto, un anillo de la Serie Mundial, Iván “Pudge” Rodríguez ha ganado más que su lugar en el Salón de la Fama como uno de los mejores receptores de las Ligas Mayores de todos los tiempos. En Me Dicen Pudge, Rodríguez cuenta la historia de su inolvidable viaje de béisbol, desde la firma de su primer contrato profesional como un jugador de 16 años en Puerto Rico, pasando por sus años en Texas, Detroit, y más allá, hasta la etapa de la Serie Mundial en Miami, y detrás de las puertas de la oficina de los Texas Rangers. Los logros de Rodríguez, sus compañeros de equipo, y sus mayores desafíos reciben tiempo en el centro de atención en esta memoria original de una vida y carrera en el Salón de la Fama. 
 
With 14 All-Star appearances, 13 Gold Gloves, a Most Valuable Player Award, and, of course, a World Series ring, Ivan "Pudge" Rodriguez has more than earned his spot in Cooperstown as one of the best Major League catchers of all time. In They Call Me Pudge, Rodriguez tells the story of his unforgettable baseball journey, from signing his first professional contract as a 16 year-old in Puerto Rico, to his years in Texas, Detroit, and beyond, to the World Series stage in Miami, and behind the doors of the Texas Rangers front office. Rodriguez's accomplishments, his teammates, and his biggest challenges all receive time in the spotlight in this refreshing memoir of a life and Hall-of-Fame career.

1127602125
Me dicen Pudge: Mi pasión y mi vida el béisbol (They Call Me Pudge: My Life Playing the Game I Love)

Con 14 apariciones All-Star, 13 Guantes de Oro, un Premio de Jugador Más Valioso, y, por supuesto, un anillo de la Serie Mundial, Iván “Pudge” Rodríguez ha ganado más que su lugar en el Salón de la Fama como uno de los mejores receptores de las Ligas Mayores de todos los tiempos. En Me Dicen Pudge, Rodríguez cuenta la historia de su inolvidable viaje de béisbol, desde la firma de su primer contrato profesional como un jugador de 16 años en Puerto Rico, pasando por sus años en Texas, Detroit, y más allá, hasta la etapa de la Serie Mundial en Miami, y detrás de las puertas de la oficina de los Texas Rangers. Los logros de Rodríguez, sus compañeros de equipo, y sus mayores desafíos reciben tiempo en el centro de atención en esta memoria original de una vida y carrera en el Salón de la Fama. 
 
With 14 All-Star appearances, 13 Gold Gloves, a Most Valuable Player Award, and, of course, a World Series ring, Ivan "Pudge" Rodriguez has more than earned his spot in Cooperstown as one of the best Major League catchers of all time. In They Call Me Pudge, Rodriguez tells the story of his unforgettable baseball journey, from signing his first professional contract as a 16 year-old in Puerto Rico, to his years in Texas, Detroit, and beyond, to the World Series stage in Miami, and behind the doors of the Texas Rangers front office. Rodriguez's accomplishments, his teammates, and his biggest challenges all receive time in the spotlight in this refreshing memoir of a life and Hall-of-Fame career.

16.95 Out Of Stock
Me dicen Pudge: Mi pasión y mi vida el béisbol (They Call Me Pudge: My Life Playing the Game I Love)

Me dicen Pudge: Mi pasión y mi vida el béisbol (They Call Me Pudge: My Life Playing the Game I Love)

Me dicen Pudge: Mi pasión y mi vida el béisbol (They Call Me Pudge: My Life Playing the Game I Love)

Me dicen Pudge: Mi pasión y mi vida el béisbol (They Call Me Pudge: My Life Playing the Game I Love)

Paperback(Spanish-language Edition)

$16.95 
  • SHIP THIS ITEM
    Temporarily Out of Stock Online
  • PICK UP IN STORE

    Your local store may have stock of this item.

Related collections and offers


Overview

Con 14 apariciones All-Star, 13 Guantes de Oro, un Premio de Jugador Más Valioso, y, por supuesto, un anillo de la Serie Mundial, Iván “Pudge” Rodríguez ha ganado más que su lugar en el Salón de la Fama como uno de los mejores receptores de las Ligas Mayores de todos los tiempos. En Me Dicen Pudge, Rodríguez cuenta la historia de su inolvidable viaje de béisbol, desde la firma de su primer contrato profesional como un jugador de 16 años en Puerto Rico, pasando por sus años en Texas, Detroit, y más allá, hasta la etapa de la Serie Mundial en Miami, y detrás de las puertas de la oficina de los Texas Rangers. Los logros de Rodríguez, sus compañeros de equipo, y sus mayores desafíos reciben tiempo en el centro de atención en esta memoria original de una vida y carrera en el Salón de la Fama. 
 
With 14 All-Star appearances, 13 Gold Gloves, a Most Valuable Player Award, and, of course, a World Series ring, Ivan "Pudge" Rodriguez has more than earned his spot in Cooperstown as one of the best Major League catchers of all time. In They Call Me Pudge, Rodriguez tells the story of his unforgettable baseball journey, from signing his first professional contract as a 16 year-old in Puerto Rico, to his years in Texas, Detroit, and beyond, to the World Series stage in Miami, and behind the doors of the Texas Rangers front office. Rodriguez's accomplishments, his teammates, and his biggest challenges all receive time in the spotlight in this refreshing memoir of a life and Hall-of-Fame career.


Product Details

ISBN-13: 9781629375175
Publisher: Triumph Books
Publication date: 09/15/2017
Edition description: Spanish-language Edition
Pages: 256
Product dimensions: 5.90(w) x 8.90(h) x 0.90(d)
Language: Spanish

About the Author


Widely regarded as one of baseball's all-time great defensive catchers, Ivan "Pudge" Rodriguez played for the Texas Rangers, Florida Marlins, Detroit Tigers, New York Yankees, Houston Astros, and Washington Nationals during his 20-year Hall-of-Fame playing career. He was named the American League MVP in 1999 and won a World Series championship with the Florida Marlins in 2003. The 14-time all-star and 13-time Gold Glove winner was born and raised in Vega Baja, Puerto Rico, and he now serves as special assistant to the general manager for the Texas Rangers. He was elected to baseball's Hall of Fame in 2017. Jeff Sullivan is a columnist and feature writer for the Dallas Cowboys as well as the editorial director at Panini America. His first book, America’s Team: The Official History of the Dallas Cowboys, was published in 2010. He lives in Arlington, Texas. The all-time leader in strikeouts and no-hitters, Nolan Ryan pitched in the major leagues from 1966 to 1993 and was inducted into the Baseball Hall of Fame in 1999. Jim Leyland managed the Pirates, Marlins, Rockies, and Tigers.

Read an Excerpt

CHAPTER 1

El Salón de la Fama y el momento soñado

En esos días antes de que anunciaran los resultados para el Salón de la Fama, que salían el 18 de enero del 2017, yo andaba revuelto ansioso. Estoy casi seguro de que es lo más nervioso que he estado en toda mi vida. Casi ni dormía. Yo, que nunca he sido muy amigo de darme el trago, esas noches antes me di unos cuantos. Sabía que la competencia iba a ser bien apretada y alguien me había comentado la noche antes que la mía podía ser la votación más cerrada de la historia. Era mi primera elección y aunque algunos no le daban importancia a ser electo a la primera nominación, para mí era tremendamente importante.

Oramos mucho durante esos días antes del anuncio. Mi esposa, Patricia estuvo conmigo casi todo el tiempo. Como siempre, ella fue mi guía espiritual cuando más la necesitaba. Nos quedábamos despiertos hasta tarde, como era mi costumbre. Mientras más estresado me ponía yo, más rezaba Patricia.

Primero, porque desde jovencito mi meta máxima era entrar al Salón de la Fama. Claro que también tenía otras metas, como las metas del día a día, las de la temporada, otras a largo plazo, pero en primera fila y más que cualquier otra me llevaba el deseo de llegar a pertenecer al Salón de la Fama. Así es como nos validan a los jugadores de béisbol.

Aparte de eso, mi jugador favorito, en verdad mi héroe, desde que estaba pequeño era Johnny Bench. Yo quería hacerlo todo como él y Bench era el único receptor que salió electo a la primera vez que lo nominaron. Según fui creciendo, seguí queriendo hacerlo todo igual que Johnny Bench. Quería compartir con él dos cosas: salir electo en la primera votación y compartir con él ese honor de estar en Cooperstown, en el Salón de la Fama.

De hecho, cuando más contento estuve esos días antes de la votación fue cuando oí unos comentarios que hizo Bench en el "Dallas Morning News", cuando dijo que: "Es el receptor más completo que he visto, que intimida detrás del plato, un bateador de hits sólido e increíblemente duradero. Él tiene todo lo que un aspirante a esa posición desearía".

Cuando le dijeron a Johnny Bench que yo había sido el receptor en 20,000 entradas más que cualquier otro receptor y en 650 juegos más que él, Bench dijo: "Esos números son una locura. Yo me he fracturado 17 huesos del cuerpo. Llegué al punto en que mi cuerpo simplemente no podía hacerlo más, mientras que él ha estado jugando a un nivel muy alto, por mucho más tiempo. Para soportar esa paliza y seguir jugando, esos números demuestran por sí solos que él debe estar allí".

Mire, yo soy una persona competitiva. A medida que pasaba el tiempo más ansioso me sentía. Yo soñaba con ser elegido en la primera ronda.

Todos los que saben de béisbol pensaban lo mismo, que mis promedios y mis premios hablan por sí solos. Los 13 Guantes de Oro, que es un récord para receptores, 2,427 juegos atrapados, que son 201 juegos más que otro miembro del Salón de la Fama, Carlton Fisk, que está en segundo puesto. Me conocían por mi defensa, que siempre fue mi enfoque principal, pero yo podía batear algunos hits también. Bateé 2,844 hits, 311 cuadrangulares, casi .300 en promedio de bateo durante mi carrera y hasta me robé 127 bases; no está mal para un tipo al que le dicen "Pudge".

Durante el transcurso de mi carrera también gané el trofeo MVP de la Liga Americana como el Jugador Más Valioso y Siete Bates de Plata como el mejor receptor al bate de la liga. En el año 2003 me dieron el reconocimiento MVP de la Liga Nacional en 2003, y en ese mismo año con los Marlins de Florida ganamos la Serie Mundial.

En realidad no había razón para que la votación fuera apretada.

Bueno, pero así fue. Se necesitaba 75 por ciento del voto, que este año eran 332 votos. Yo recibí 336 que es 76%. El gran Jackie Robinson recibió 77.5 en el primer año que fue candidato.

Cuando recibí la llamada, minutos antes de que la Cadena de Béisbol de Grandes Ligas hiciera el anuncio oficial, yo llevaba un rato para arriba y para abajo en casa de mis amistades en Dallas. Llegué de Miami el día anterior ya que en caso de que fuera elegido, el equipo los Rangers quería que la Conferencia de Prensa fuera en el Parque "Globe Life Park" en Arlington, Texas.

Sí, es verdad que he jugado con seis equipos, pero en términos de béisbol los Rangers han sido y son mi hogar. Desde que me firmaron en Puerto Rico cuando tenía 16 años y no sabía hablar inglés, fue que empecé a formarme como jugador de béisbol profesional.

Ya confirmada mí exaltación al Salón de la Fama, mi reacción quedó grabada para la eternidad, cuando todavía con el teléfono en la mano, levanté el brazo izquierdo con el puño cerrado en señal de triunfo. Ese video bastante fácil de encontrar en Google. La expresión de mi cara lo dice todo. Mi hijo Dereck se me acercó, me abrazó mientras yo reía y lloraba al mismo tiempo. Entonces se acercó Patricia y me abrazó, diciéndome lo feliz y orgullosa que se sentía. Cuando has tenido un sueño durante toda tu carrera y se te hace realidad, no hay palabras para expresar la felicidad lo que se siente, parece que estas soñando.

Las horas después de la llamada fueron muy bonitas y de caos. Creo que nunca había entendido bien esa frase americana que dice "... your head is spinning around" [la cabeza no para de darme vueltas], pero ahora la entiendo. La cabeza me daba vueltas y el teléfono no paraba de sonar. Celebramos un momento en familia y de allí viajamos media hora hasta la conferencia de prensa en el parque de béisbol. Cuando llegamos al parque para la conferencia de prensa, les dije de corazón que, en verdad llevaba tres días sin poder dormir bien. No les miento. Muchos de mis buenos amigos me decían "vas a entrar, lo vas a lograr". Y al mismo tiempo me hacían comentarios como preparándome por si no entraba, diciéndome "mira, que si no es este año, será el que viene".

"Eso no era lo que yo quería oír.

"¿Qué puedo decirles? Después de haberme criado en el pueblo de Vega Baja, en Puerto Rico, entrar al Salón de la Fama ... Es un gran honor. Me siento muy orgulloso de haber entrado al Salón de la Fama en el primer intento".

Al día siguiente, después de haber podido dormir profundamente unas pocas horas, salimos rumbo a la ciudad de Nueva York. Me reuní con los otros exque entraron, Jeff Bagwell y Tim Raines para una conferencia de prensa. La clase oficial exaltada en 2017 también incluía al antiguo comisionado Bud Selig y al que por mucho tiempo fue el oficial ejecutivo administrativo, John Schuerholz, que fue líder de la Serie Mundial entre los Reales de Kansas City y los Bravos de Atlanta, a los que ya habían seleccionados tres meses antes a través del Comité de Veteranos.

Mi carrera incluye haber sacado de carrera a 661 roba bases, un 46 por ciento de los que trataron. La cosa es que nunca saqué a Raines ni a Bagwell, que eran una combinación 5-por-5 a costa mía. Raines era uno de los mejores corredores de bases, por lo que eso se entiende.

Y Bagwell solamente se robó una base, así que tuvimos tema para dar chiste un rato antes de la conferencia de prensa. Obviamente, es un grupo fantástico al que van a exaltar y yo siempre he respetado mucho a Raines y a Bagwell. Siempre estaremos unidos y tener esa conexión eterna también es bien chévere.

El Salón de la Fama es el premio de los premios. Estar allí esta primera fue algo mágico y que me hizo sentir privilegiado. Menos de un uno por ciento de los jugadores de Grandes Ligas entran y eso sin contar con los que vieron morir sus sueños en las pequeñas ligas. Y de ese 1 por ciento que tuvimos la fortuna de entrar a Cooperstown, como un 16 por ciento entramos a la primera vez. Y a los 45 años soy (de momento) el jugador más joven del Salón de la Fama. También estoy bien orgulloso de ser el cuarto puertorriqueño en lograrlo, compartiendo así con Roberto Clemente (Q.E.P.D.), Orlando Cepeda y Roberto Alomar. Ningún otro país en América Latina ha dado más de dos jugadores desde la Segunda Guerra Mundial.

Excepto por el nacimiento de mis tres hijos, esos han sido los días más felices de mi vida. No le di importancia a algunas preguntas que me hicieron. Estoy en el Salón de la Fama y además los Rangers van a retirar mi número, el 7. Esas son las cosas importantes. No puedo estar más feliz.

Sobre ciertas preguntas que me hacen, con mucho gusto las contesto. No tengo razón para no hacerlo. Hay mucha información falsa y cacerías de brujas cuando se habla de esos años. Que José Canseco haya escrito cosas en un libro, eso no quiere decir que pasaron. Yo no le guardo rencor a nadie y cuando me encuentro con José siempre lo saludo. Los hombres se comportan así. Estoy seguro de que tuvo sus razones para hacerlo. La cosa es que me cuentan, porque yo no he leído el libro, que básicamente José lo que hizo fue tratar de pasarle por encima con una guagua a tanta gente, que necesitaba una guagua de dos pisos como las de Londres. Cuando alguien culpa a los demás y al final son unos pocos los culpables, eso no quiere decir que ese alguien tenía razón.

Yo nunca usé esteroides. Que eso quede bien claro. Yo nunca usé esteroides. Si alguien dice que los tomé, eso es mentira. Yo lo que sí hice fue trabajar como un animal y jugar el juego como debe ser. Con disciplina, ejercicios y dieta, trabajé lo más duro que podía para jugar mejor cada día por más de 20 años. Amaba el béisbol. Esa era mi vida. Entre las primeras cosas que recuerdo está el béisbol. Nací bendecido por Dios con un brazo fuerte, capaz de lanzar a gran velocidad. Y yo vivía enfocado en el béisbol todos los días. Me quedaba despierto cuando llegaba de los juegos que eran de noche, viendo los juegos o las jugadas clave hasta las tres y las cuatro de la mañana.

Mi entrenamiento siempre fue fuerte y aunque subía y bajaba de peso siempre fui Pudge (Acuerpado). Cuando estaba en segundo año de escuela superior, poco antes de que me firmaran los Rangers en julio de 1988, yo medía 5'7" y pesaba 165 libras, con bastante grasa de bebé todavía. En el campamento de ligas menores de 1989 había crecido una pulgada o dos (esa fue la última vez que eso pasó) y tenía unas cuantas libras de más encima. Fue allí en Port Charlotte, Florida que el instructor Chino Cadahia me dijo "Pudge" por primera vez. Obviamente, se me quedó el nombre. A mí no me molestaba. Es un apodo divertido; lo entiendo. Cuando alguien me pregunta ahora cómo quiero que me digan, digo que Iván o Pudge.

En las ligas menores había estado comiendo un poquito mejor, pero sin ninguna dieta. Eso es fácil a los 17 ó 18 años. Mirando para atrás, yo comía proteína por toneladas, montones de palitos de pollo y jugaba mucho béisbol, así que empecé a bajar libras. Esos primeros años con los Rangers en Grandes Ligas cogí más peso, pero era más mNsculo que grasa y al final de la temporada 1994–95 fue cuando conocí a Edgar Díaz. Yo acababa de cumplir los 23 años.

Edgar también es puertorriqueño, un campeón olímpico de salto con pértiga, unos años mayor que yo. Yo estaba jugando béisbol de invierno y creo que estuvo en el juego de ese día. Esa misma noche, se me acercó cuando estaba yo en un restaurante que se llama Lupi's, de Ed Figueroa, que lanzó en las ligas mayores y me dijo, "De casualidad ¿te está doliendo la rodilla derecha?"

Pues sí, la rodilla derecha me estaba molestando y yo me preguntaba cómo rayos él lo sabía. Yo no estaba cojeando. Papá me enseño desde chiquito a que no demostrara debilidad. Edgar me explicó que yo estaba corriendo en una forma incorrecta y que no estaba levantando los dedos de los pies, las nalgas y las rodillas. Le pregunté si él podía arreglar eso, me dijo que sí y que me encontrara con él en la pista al día siguiente a las 4:00 p.m. Llegué como 10 minutos antes y corrimos un montón de rutinas juntos. Eso se convirtió en un ritual de todos los días. Le pedí que viniera conmigo a Texas para que pudiéramos entrenar durante la temporada y seguí entrenando con él hasta el día de hoy y si quiero entrenar, generalmente lo llamo a él.

Ese invierno que conocí a Edgar yo estaba como en 230 libras. El plan era que me iba a entrenar como corredor de salto a lo largo. Él quería que bajara el peso y como en 18 meses ya estaba en las 198. El programa de entrenamiento nuevo ciertamente no era fácil, pero en los siguientes juegos me sentí más veloz, más fuerte y más explosivo. El brazo y el "swing" [balanceo] también cogieron velocidad.

Mis promedios mejoraron, como es natural en los jugadores más jóvenes. En la ofensiva, la edad promedio del jugador de grandes ligas es como de 27 años, la edad que yo tenía en 1999 durante mi temporada MVP. Ese año conecté 35 cuadrangulares. Y si no llega a ser por las inoportunas lesiones hubiera podido conectar 30 en las dos temporadas siguientes. Sin embargo, yo nunca fui un bateador poderoso. En lo más alto de mi carrera de 16 años, entre 1992 y 2007, mi promedio era de 30 dobletes y 18 cuadrangulares por temporada.

Al final de la temporada de 1998, le dije a Edgar que quería ganar el trofeo MVP de la Liga Americana el año siguiente. Mi compañero de equipo, Juan Gonzalez, que casualmente es de mí pueblo en Puerto Rico, se llevó el honor en dos de las tres temporadas pasadas y yo siempre empujándome a otro reto. ¿Qué mejor razón para esforzarme que ser considerado el mejor jugador de béisbol, no?

Edgar Díaz

Entrenador Personal

Le dije a Iván, 'Oye, si quieres ser el MVP tenemos que entrenar más fuerte'. Le sugerí que no jugara béisbol invernal en Puerto Rico fuera de la temporada de la liga, para que se dedicara por completo a entrenar y descansar. Después que perdieron contra los Yankees en el "playoff" de 1998, le dije que descansara. 'Disfruta la vida, haz lo que tengas que hacer, vete de vacaciones, lo que sea. En noviembre primero vamos a tomar medidas y a entrenar como nunca'. Eso fue lo que hicimos y el béisbol vio los resultados al año siguiente. Entrenábamos por lo menos tres horas por día ese invierno, tres semanas entrenando y una semana libre. Por las tardes él trabajaba en su "swing" o en otras áreas de su juego, pero sin jugar partidos como tal, algo que para él era bien sacrificado. Iván siente pasión por jugar al béisbol".

"Si quieres jugar los siete meses de la temporada no puedes entrenar solamente seis semanas fuera de la temporada. No hay forma de que alguien pueda hacer eso sin desgarrarse un músculo y sufrir desgaste físico. Corríamos repeticiones de 300 y 400 metros, alzábamos pesas, hacíamos más repeticiones y menos pesas, concentrando mucho en el "core" [área central/el centro del cuerpo]. Además, que también empezó a alimentarse de forma adecuada".

"Ya cuando llegó a las 198 libras se mantuvo ahí por dos o tres años. Pero le tenía que estar recordando, que no podía ponerse muy flaco por la posición que juega y la cantidad de energía que requiere. Como los receptores siempre están moviéndose para arriba y para abajo tantas veces, tienen que conservar energía guardando un poquito de grasa. Pudge nunca midió menos de 8 porciento de grasa en el cuerpo. Se mantuvo en ese nivel".

"No te puedo contar las veces que cuando terminábamos de entrenar Iván me decía, '¿Eso es todo? ¿Ya terminamos por hoy? Me siento como que puedo seguir entrenando'. Es adicto a entrenar. El ama el juego muchísimo y tiene un particular dinamismo que le da el impulso para ser el mejor".

Mi dieta también cambió mientras mi carrera iba progresando, como creo que le pasa a casi todos los atletas profesionales. Y en verdad, evitar el sobrepeso es algo que probablemente aplica a todo el mundo. Cuando era más joven, podía comer todo lo que quisiera y con todas las calorías que quemaba jugando béisbol, seguía flaco. Comía de todo, aunque en verdad nunca he sido de mucho dulce o de mucho refresco. Después de conocer a Edgar y especialmente fuera de la temporada, cuando estábamos entrenando, el enfoque mayor era en las proteínas de la carne roja, la carne blanca, el pavo, pollo, pescado o carne de res. Todas las proteínas afectan al cuerpo de forma diferente, por lo que no se debe comer la misma proteína todo el tiempo.

Edgar y yo también entrenamos durante la temporada, pero obviamente con menos intensidad. Calentábamos, estirábamos, quizás corríamos 800 metros en la pista, trabajamos patadas con rodilla, lunges y después más estiramientos. Concentrábamos en velocidad con resistencia y en asegurarnos de que tuviera la misma energía todos los días. Hasta cuando íbamos a entradas extra, yo siempre quería sentirme igual que en la primera entrada.

Siempre he sido hiperactivo y eso quiere decir que casi siempre me acostaba tarde. La parte buena de eso es que cuando me quedaba dormido, dormía profundamente. Nos concentrábamos mucho en la hidratación y en comer muchos nutrientes. Y como comía saludable, no necesitaba tomar otras cosas como suplementos. Yo sí tomaba muchas batidas de proteína o aminoácidos. Aparte de comer bien, lo que se necesita es descansar, tomar mucha agua. Si se entrena bien, se trabaja duro y se hacen los sacrificios necesarios, no necesitas nada extra.

Otros dos puntos que quiero aclarar: sí, yo perdí 25 libras fuera de temporada en 2004–05. Eso hizo que empezaran las especulaciones acerca de eso, porque fue después que salió el libro de Canseco y la liga finalmente estaba empezando a coger en serio lo de hacer pruebas. Lo cierto es que Maribel, mi primera esposa y yo estábamos divorciándonos en ese momento y fue horrible. Nadie, creo yo, excepto los más cercanos a mí supieron lo fuerte que fue, lo mucho que me afectó física y mentalmente. Tuve un bajón.

(Continues…)



Excerpted from "Me Dicen Pudge"
by .
Copyright © 2017 Iván Rodríguez y Jeff Sullivan.
Excerpted by permission of Triumph Books LLC.
All rights reserved. No part of this excerpt may be reproduced or reprinted without permission in writing from the publisher.
Excerpts are provided by Dial-A-Book Inc. solely for the personal use of visitors to this web site.

Table of Contents

Preámbulo por Nolan Ryan,
Preámbulo por Jim Leyland,
1. El Salón de la Fama y el momento soñado,
2. Más que un pasatiempo,
3. Viviendo la vida del béisbol,
4. Rumbo a las Grandes Ligas,
5. Periodo de iniciación,
6. Detrás del plato,
7. El MVP (jugador más valioso),
8. A-Rod y la partida,
9. Siempre un campeón,
10. Mi nuevo hogar,
11. Los árbitros y la ciudad del "Empire State",
12. De regreso al Estado de la Estrella Solitaria,
13. Mi retiro,
14. Los Juegos de Estrellas,
15. El legado de un receptor,
Agradecimientos,
Galería de fotos,

From the B&N Reads Blog

Customer Reviews