Antijovio
El Antijovio es una refutación del célebre libro de Paulo Jovio que atacaba la actuación de las tropas españolas en Italia.
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Antijovio
El Antijovio es una refutación del célebre libro de Paulo Jovio que atacaba la actuación de las tropas españolas en Italia.
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Antijovio

by Gonzalo Jimenez de Quesada, Linkgua
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El Antijovio es una refutación del célebre libro de Paulo Jovio que atacaba la actuación de las tropas españolas en Italia.

Product Details

ISBN-13: 9788498971170
Publisher: Linkgua
Publication date: 01/01/2014
Series: Diferencias
Sold by: Barnes & Noble
Format: eBook
Pages: 462
File size: 692 KB
Language: Spanish

About the Author

Gonzalo Jimenez de Quesada

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Antijovio


By Gonzalo Jiménez de Quesada

Red Ediciones

Copyright © 2015 Red Ediciones S.L.
All rights reserved.
ISBN: 978-84-9897-284-9


CHAPTER 1

De cómo en este tiempo presente los españoles son odiados de todas las naçiones de la tierra por aber sujetado a casi toda la rredondez d'ella, y de todas las más de las naçiones que en ella ay pobladas, y de las demás causas que ay para esto.

¿Por dónde caminará ya el día de oy el español que pueda contar senzilla y verdaderamente sus hazañas ? ¿ Qué gente ni qué naçón le querrá oyr sinmezclalle mil fábulas en los quentos berdaderos, y mill cosas que no pasaron con las que pasaron ?; de manera que a esta quenta no se hallará la çerta casi en ninguno de los estraños escritores.

¡O rromanos!, que en este paso os quiero llamar con ynvocación de vuestro nonbre, ¡ quánto os deue el mundo, no porque lo conquistastes sino porqu'en él dexastes escritas berdades, avnque fuesen contra vosotros quando se ofreçía el contallas! Lo qual tanpoco negaré a mucha parte de los griegos y alguna parte de los bárbaros de otras naciónes. Solo a este ynfeliçe tiempo d'este postrer terço del mundo se le a ydo la berdad d'entre las manos, prinçpalmente en esto de la ystoria, de suerte qu'el tienpo benidero deverá poco al presente y los españoles tanvién a casi todos los escritores modernos. Pero dije vien a casi todos, porque algunos no faltan, ni primitirá Dios que falten en cosa tan ynportante, para que escriban verdades, las quales oyllas en fauor d'España es la cosa más azeda para las otras naçiones de las quatro partes del mundo, que se puede ymaginar. Pero saquemos bien en linpio esta proposiçión y vos, español, para esto salí de vuestra España y començad a caminar. En topando uégo con nuestra vezina Françia, en todas las bitorias que de aquella naçión gloriosamente / hemos avido las enbuelben luégo los d'ella con vnas frialdades, ya que por guardar la onestidad común no les llamemos otro nonbre, que si vbiese otra terçer gente sin pasión que nos oyese, pararían aquellas cavilaçiones çn vna muy desbaratada rrisa. Pero ya esta naçión pareçe que, para escaparse de ser bençidos tantas vezes, tienen vna çierta disculpa en el quererse escabullir, avnque sea a costa de la uerdad para dar color y desculparse de los bençimientos que d'ellos se an tenido, y en fin, así como la muger se pone colorada, y avn el honbre, quando le dan en cara con algún yerro, que busca disculpas avnque fengidas para no ponerse la culpa y façilitar asímesmo el pecado, haziéndolo menor de lo que fue, así el françés se ba por el mesmo camino para el mesmo hefecto. Pero vos, flamenco, y el de los otros estados comarcanos a éste, ¿ qué os a hecho España para que en ninguna mesa borgoñona, como aya español en ella, no se trate luégo de otra cosa sino d'estas diferençias y preçedençias ? ¿ España por ventura n'os a enbiado la gente con que sustentáis vuestras tierras, su dinero con que mantengáis vuestras guerras, sus granjerías con que multipliquéis vuestro: s comerçios v hazienda ? Pero pasemos adelante a los alemanes, aquien confesamos por con pañeros de nuestras bitorias, si ellos secontentasen con sola esta conpañía; pero, con ser en lo demás vna gente tenpladísima en sus alabanças, para con solos los españoles piden la banagloria enprestada a otras naçiones, haziéndose ellos solos los prinçipales avtores de los bençimientos ya los españoles no más de aconpañados d'ellos; como quiera qu'está sauido en el vnyberso jugar / en esto al trocado con nosotros, y avn todabía lo porfiaran si en sus casas mesmas, y probinçias no vbiera determinado la bençura, o Dios por mejor dezir, lo contrario. Los vngaros, bengamos a ellos, no les negaré en esto más tenplança, y lo mesmo a los polacos, ya los de la probinçia de Dinamarca y las otras rregiones setentrionales; pero todavía tienen vna aspereza en esta cosa de que tratamos, que con dificultad pueden oyr mansamente t: anta buena dicha de los españoles.

Pero entrando por y talia, probinçia prinçipalísima entre todas las d'Europa, se alIará que no ay cosa que con más ynpaçiençia sea oyda de sus oydos que contar feliçidades bélicas y militares de los españoles, y ninguna cosa ay de mayor ynfortunio para los v nos que contar la buena fortuna de los otros, y pasa adelante tanto este negoçio, que no solamente se litiga esto hartas vezes con rrazones, sino con las manos, queriendo en fin atribuirse así la gloria de las vitorias que en nuestro tienpo a ellos les costaron poca sangre. E ya que en la yntrudiçión d'esta obra emos començado por este yntento, pásese la se hallará que no ay cosa en la voca de vn turco más abominable que la de vn español, quiriendo la bentaja con los d'este nonbre como la quieren con las otras naçiones del mundo, eçeto que con el español va por otra bía, quiriendo deshazer la gloria española y con los del rrestante del mundo les pareçe que basta sin rrazones ningunas tenellos en poco. Los persas y sus Sophi, bien se huelgan con qualesquier alabanças que oygan de nosotros, pero sienp(e las entienden sin perjuiçio de su derecho y de ser ellos los primeros del mundo en este caso, y cosa más d'espantar, que caminando por Lebante adelante y bolbiendo a la yndia oriental, / por ella está tanvién derramado vn menospreçio que más berdaderamente se llama miedo, senbrado de algunas gentes que poseen aquella costa, con que tienen por vna parte espantados aquellas estrañas naçiones y por otra odiados con nosoçros hasta las yslas de los Malucos, qu'es lo prostero del mundo, si en cosa rredonda vbiese postrero ni primero. Allá tanbién se an senbrado estas diçensiones, haziéndoles entender a los naturales de allí que nosotros no somos de tener en nada, y lo que más d'espantar es que en nuestras Yndias Hoçidentales pasa lo mesmo, y que los bárbaros de ellas quieren diminuyr la grandeza de aquellos que los conquistaron poniendo escusas su subgeçión, y si desde ellas damos vn salto hasta África, hallaremos lo mesmo entre los moros, queriendo avaxar nuestra estimaçión y alegando rrazones por donde no son mucho d'est: imar nuestras bitorias.

Hasta nuestros vezinos y connaturales los portugueses, tanbién ellos, sin querer nosotros pendençia con ellos, luégo tratan quán de poco es de preçiar el ánimo de vn castellano, porque les llamemos como ellos nos laman, y quánto más es el bigor, coraje y ánimo de vn portugués, que de muchos castellanos juntos. Y para esto traen luégo por memoria no sé qué vatalla de Aljubarrotra, que no lo está agora sino tan sana en su memoria d'ellos, como quando más lo estubo, y avn por más rrecordaçión çelebran aquella cosa con fiesta particular cada año; avnque en esto yo les desculpo, porque en la verdad tienen rrazón y qu'es bien que sienpre se quente aquel milagro, que así le llaman ellos, y avn no v no sino muchos según los que cuentan que allí pasaron, de que haze mençión su predicador, quando festejan aquella festibidad, y no ay cosa que más enfade a vn portugués que oyr / las bitorias de los españoles castellanos; que no solo quando con ellos fuese la conpetençia les daría pesadunbre, qu'esto pase en buen ora, pero dásela muy grande tanbién las bitorias que he dicho, de qualquiera naçión qú'el español las aya. Ya todas las del mundo tenemos los españoles este poco cargo, ablo en general y no en particular, de muchos de cada naçión de los que he contado; y si se mira en ello, se hallará que en lo ya dicho se conpreende la mayor parte de todo el mundo, pues solas las y ndias oçidentales de España y subjetadas por ella es más tierra que la que contienen las otras tres partes del mesmo mundo, Asia, África y Evropa, dexado aparte todos los otros rreynos y probinçias que en estas tres divisiones de la tierra los españoles an sujetado o vençido a los d'ellas.

Pero beamos si esta enbidia, llamémosle su nonbre propio por no andar por rrodeos ningunos, que las otras naçiones tienen de los españoles, si es por culpa o defecto de los mesmos españoles. No por çierto, sino que como se lo dize el pandero vien claro, todos o los más d'ellos an sido muchas y dibersas vezes sujetados de la mesma España y de su prínçipe, avnque v nos más vezes que los otros, y dádoles leyes en que biban algunas naçiones de ellos, y así por fuerça está luégo el desgusto y desamor en la mano contra los bençedores, porque aviendo bisto sus banderas en sus probinçias tan lejos d'España canpear por todas o por muchas d'ellas bençedoramente, no ayque dudar sino que se sigue luego de ello el azedia mesma que qualquiera tiene contra quien le bençió, y avnque este negçio de la guerra sea de tal calidad, que vnas bezes va bien en ella a los que la tratan y otras mal, como en todos los otros negoçios humanos; pero como, en fin, se bee que se alcançó la pretensión que se deseaba y la sujebçión de lo que se pretendía, / en algunas naçiones de las dichas está muy notorio que de aquello se sigue la congoja que los estrangeros tienen de ber puesta el día de oy la grandeça d' España donde la ben puesta.

CHAPTER 2

De cómo entre las otras naçiones que aborreçen y están mal con el ynperio de los españoles es la naçión ytaliana, y la causa dello, y de algunos presupuestos qu'es menester para entender al Jobio, y de otros que son menester para entender esta obra.

Sobre todas las naçiones contadas y sobre todas las demás que ay derramadas por el mundo, tienen este odio particular que emos dicho contra España los ytalianos, cuya probinçia y gente de ella en otras cosas muchas es feliçísima, y en esto de la guerra lo es harto, y sería harta alta de entendimiento negar esto a gente que por tantas maneras mereçen ser alabados, Pero çiertamente este particular defecto de pesalles de nuestras feliçidades y contentos y vitorias y atribuirse a sí parte de la sujeçión de su probinçia, en Jo en ella a sujetado, no se puede negar si no fuere por quien estubiere tan apasionado en esto ellos, de los quales ya e sacado los particulares por no metellos con la generalidad de que tratamos. Así que Ytalia, ' qu'es provincia dichosísima, es la que más desdichadamente quiere tratar de nuestrascosas; de la qual, comose sabe y es notorio, y en particular de Novo Como, hablando enlatín (y en bulgar Como solamente), tierra del esmdo de Milán, en Lonbardía, Paulo Jobio, obispo de Nochera, hystoriador moderno, hera natural.

El qual no solo hystoria, pero otras muchas partes alcançba en dibersas çiençias dignas de grande alabança, y çiertamente no le faltó parte ninguna de bueno y escoxido coronista, si estas partes que él tenía las juntara con el todo de la mesma / historia, qu'es la berdad d'ella y ánimasuya. Tubo este prinçipal barón de nuestro tienpo çelente discurso; fue admirable geógrafo quando le conbino sello en su corónica; fue grande ynqueridor de sitios antiguos; dispuso las materias que se le ofreçieron con mucha claridad y hizo en su ystoria todas las otras cosas que conbenía hazer. Pero fue todo esto en vn barón tan escogido, como quando en algunos se hallan algunas birtudes muyperfectas con vn biçio muy abominable, con que quedan, las otras buenas partes destruydas y nos queda sienpre de las semejantes personas vna manzilla, en quien alcançaua tanta grandeza de buenas cosas. Así nuestro Jobio alcançando muchas y muy eçelentes, quiso caher en vn biçio con que mucha parte de su Historia queda por el suelo, en los buenos entendimientos y en lo que bimos por nuestros ojos y en lo que trataron nuestras manos, estándolo mirando el rrestante del vniberso.De manera que avnque para este negoçio que he tomado entre las manos me e hecho autor d'él, pero el Antijobio berdadero el general estado de todos los honbres modernos lo es, si el mesmo mundo vbiera de hazer lo que yo hago. Pero bisto qu'el Jobio dexó su corónica escrita para los tienpos benideros y que entonçes los de aquella hedad no pueden saber lo que pasó en ésta, como lo saben los de agora, si no es por corónicas, fueme neçesario, avnque otros muchos lo açertaran mucho mejor a hazer, de dar la quenta que doy en esta obra. Y çiertamente es digno de grande culpa, por que nos tornemos a ello, vna persona de tanta doctrina que aya querido dexar en escrito perpetuo, gran cargo de conçiençial, tantas cosas como contra rrazón y onestidad dexó escritas contra españoles, al rrebés de lo aconteçido. Y avn no bastó contar los aconteçimientos al contrario ya los bençedores muchas vezes hazelles bençidos, ya los acometedores acometidos, ya los heridos sanos, ya los muertos bibos, y en fin, bolbiendo / de abajo para arriua todo el hedefiçio de lo suçedido, pero poniendo tanbién epítetos y nonbres a los españoles, feos e ynjuriosos las más vezes, de las que se le ofreçió ablar d'ellos. Y no solamente todo lo qu'está dicho, pero avn a la mesma naçión española en general, llamándola bárbara, cruel, ynica y sin piedad, y otras muchas cosas d'esta traça que, teniendo yo la que tengo, quizá de honbre de bien, esfaua obligado a bolber por mi patria, cosa que ya que no lo supiese hazer, a lo menos no se me puede negar el buen deseo d'ello, y sobre todo, como ya está dicho, llamándose ystoriador, mudar en los quentos la sustança de cómo pasaron, si no se disculpa con que an hecho y harán lo mesmo casi todos los escritores de su naçión en lo que tocare a España. Pero otra mayor daría yo por él si me la admitiese, y bien sé que cara a cara no me la puede él negar. Esta es que quiso esta su ystoria ponella en los cantones del mundo para que ganase públicamente. Y como Jos prínçipes, son los que avían de encontrar con ella, porqu'ellos son los que se enbuelben con las semejantes bestidas y adornadas de adulaçiones, por fuerça avía de conponella de lisonjas y de halagos, con que çebar a los rreyes ya los otros potentados para salir con su yntento, y siendo esta historia merçenaria, tráese la disculpa escrita en la frente; y así, si se mira en toda ella, no se hallará que de prínçipe poderoso ni de persona semejante diga el menor mal del mundo. A lo menos si dize alguno, no por lo grueso y caudaloso, antes contentando a todos, avnque sean v nos enemigos de otros, los alla a todos llenos de bertudes y quando mucho vn mal tan tenplado que en él se muestra la destenplança del autor. Solo a los soldados ynpone los viçios y los malos hechos y las cosas abbminables, sacando con todo heso sienpre a los ytalianos, de quien habla con la moderaçión que por la mesma Historia se puede ber, I quando se ofreçió tratar de algunas iniquidades suyas, como aconteçe entre gente de guerra, quando ya no pudo dexar de tocar en ellas, y ojalá parara aquí el negoçio, pero el mesmo tronco de la berdad lo chapoda y lo desgaja de tal manera, que queriendo escrebirvnas Décadas de Tito Libio, bino a escreuir vn Ovidio de Aletamorfoseos.

Y agora que somos benidos en canpo con personá tan prinçipal en erudiçión y doctrina, será neçesario que para qu'él y yo seamos mejor entendidos, se presupllnga, sin lo que dixe primero en los prólogos, que yo no trato ni contiendo con él sino dende mi tienpo, porqu'él comenzó su ystoria antes del mío, y se adbiertan asímesmo otras algunas cosas que son neçesarias, y lo primero es que, como en los Añales del quinto Carlos lo tratamos, si Dios fuete seruido que se vean acauados para salir a luz, las guerras qu'el gloriosísirno don Carlos, Enperador de Rroma y de Alemania y d'España, trujo en nuestros tienpos, fue con dos maneras degentes: con fieles e yhfieles, y quanto a la primera manera se torna a dibidir, que la trujo o con rreyes estraños sus vezinos, o con basallos suyos rreuelados; y lo mesmo en lo que toca a laynfiedelidad, porque la t: rujocon turcos y la trujo con moros, que avnque biben anbas maneras de gente debajo de vna mesma suprestiçión, ban por diuersos caminos, avque bayan anbos a parar a vn su Mahoma. Tanbién se a de prosuponer que quando el mesmo Rrey y Emperador tomó a cargo los rreynos d'España, avía años que se abía guerreado con Françia, con Luis, duodéçimo rrey de allí, que avía litigado por el rreyno de Nápoles con el Católico; de lo qual andando los tienpos se avía deribado otras guerras qu'el mesmo Rrey Católico en defensión de la Yglesia Católica y del papa Julio segundo que la tenía a cargo, se avían hecho, las quales se avían acauado con las muertes de los mesmos rreyes Luis y Hernando. / Y ase de prosuponer asímesmo muy prençipalmente nandole tomó al Carlos en sus estados de Flandes donde naçio y se crío hasta los diez y siete años de su hedad que pasó a rreynar a España, fuele neçesario antes que pasase a ella tener por amigos a sus vezinos, espeçialmente al 'rrey de Françia Françisco, primero d'este nonbre que nuevamente avía heredado aquel rreyno como pariente más propinco, porqu'el duodézimo Ludibico no tubo hijo barón, sino dos henbras, y éstas no heredan aquel rreyno. Claudia, que hera la mayor de las hijas, hera casadacon el mesmo rrey Françisco, y Rrenata, que hera la segunda, casó después andando el tienpo con Ercules d'Este, hijo del duque de Ferrara, y para concordarse anvosrreyes, Carlos y Françisco, sinenbargo que primero, por el año de quinze, en heredandoel Françisco yno vn el Carlos, se abían concordado y hecho la capitulaçión que llamande París, se hizo agora quando digo vn largocontrato entre ellos por sus procuradores en Novon, lugar de Picardía, en Que se le dieron grandes bentajas al françés, por no esmr adbertidos los comisarios del nuevo rrey Carlos de las cosas d'España. Y después se hizo, sin ésta, otra capitulaçión que llaman de Londres, en que estos dos prínçipes tomaron al de YngaLaterra por terçero para que ayudase al que la quebrantase, y tanbién, yendo adelante con estos prosupuestos, ha de haver otro muy neçesario es que a la sazón qu'el


(Continues...)

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