Experiencias Astrales
Una noche yacía en mi lecho dormitando, cuando de pronto alguien tocó tres veces a mi puerta acompasadamente; en instante en que me senté para levantarme y salir a la puerta, sentí un par de manos penetrar a través de mi pabellón; éstas se acercaron a mí peligrosamente acariciándome el rostro. Empero la cosa no quedó ahí; además de aquellas manos apareció todo un fantasma humano con la semblanza manifiesta de aquella novia que francamente no me interesaba. Lloraba el angustiado fantasma diciéndome frases como éstas: "ingrato, te alejaste sin despedirte de mí y yo tanto que te quería y te adoraba con todo el corazón, etc., etc., etc., y otras cosas".

Quise hablar, mas todo fue inútil porque se me trabó la lengua; entonces mentalmente le ordené a aquel fantasma que se retirara inmediatamente.

Nuevos lamentos, nuevas recriminaciones, y luego dijo, "me voy pues", y se alejó despacito, despacito; mas cuando yo vi que la aparición aquella se marchaba, un pensamiento nuevo, una idea especial surgió en mi entendimiento, me dije a mí mismo: este es el momento de saber que cosa es un fantasma, de que está hecho, que tiene de real.

Es obvio que al pensar así de esta manera, desapareció en mí el temor y se me destrabó la lengua; entonces pude hablar y ordené al fantasma así: "No, no se vaya usted, regrese, necesito platicar con usted", el fantasma respondió: "bueno me regreso, está bien pues", no está de más afirmar que la palabra fue acompañada de la acción y vino otra vez el fantasma hacia mí.

Lo primero que hice fue examinar mis propias facultades para evidenciar si estaban funcionando correctamente. "No estoy borracho", me dije, "no estoy hipnotizado, no soy víctima de ninguna alucinación, mis cinco sentidos están correctos, no tengo porque dudar".

Una vez que pude verificar el buen funcionamiento de mis cinco sentidos, procedí entonces a examinar al fantasma.

"Deme usted la mano", le dije a la aparición; es ostensible que ésta no rehusó mi exigencia y me extendió su diestra; Tomé el brazo de la singular figura que tenía frente a mí y pude notar una marcha rítmica normal como si tuviese corazón. Ausculté el hígado, bazo, etc. Y todo marchaba correctamente; empero la calidad de aquella materia parecía más bien como protoplasma, sustancia gelatinosa a veces semejante en el tacto al vinilo; el examen aquél lo hice a la luz de un foco debidamente encendido y duró algo así como media hora.

Después despedí al fantasma diciendo: "Ya puede usted retirarse, estoy satisfecho con el examen" y el fantasma haciendo múltiples recriminaciones se retiró llorando amargamente.
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Experiencias Astrales
Una noche yacía en mi lecho dormitando, cuando de pronto alguien tocó tres veces a mi puerta acompasadamente; en instante en que me senté para levantarme y salir a la puerta, sentí un par de manos penetrar a través de mi pabellón; éstas se acercaron a mí peligrosamente acariciándome el rostro. Empero la cosa no quedó ahí; además de aquellas manos apareció todo un fantasma humano con la semblanza manifiesta de aquella novia que francamente no me interesaba. Lloraba el angustiado fantasma diciéndome frases como éstas: "ingrato, te alejaste sin despedirte de mí y yo tanto que te quería y te adoraba con todo el corazón, etc., etc., etc., y otras cosas".

Quise hablar, mas todo fue inútil porque se me trabó la lengua; entonces mentalmente le ordené a aquel fantasma que se retirara inmediatamente.

Nuevos lamentos, nuevas recriminaciones, y luego dijo, "me voy pues", y se alejó despacito, despacito; mas cuando yo vi que la aparición aquella se marchaba, un pensamiento nuevo, una idea especial surgió en mi entendimiento, me dije a mí mismo: este es el momento de saber que cosa es un fantasma, de que está hecho, que tiene de real.

Es obvio que al pensar así de esta manera, desapareció en mí el temor y se me destrabó la lengua; entonces pude hablar y ordené al fantasma así: "No, no se vaya usted, regrese, necesito platicar con usted", el fantasma respondió: "bueno me regreso, está bien pues", no está de más afirmar que la palabra fue acompañada de la acción y vino otra vez el fantasma hacia mí.

Lo primero que hice fue examinar mis propias facultades para evidenciar si estaban funcionando correctamente. "No estoy borracho", me dije, "no estoy hipnotizado, no soy víctima de ninguna alucinación, mis cinco sentidos están correctos, no tengo porque dudar".

Una vez que pude verificar el buen funcionamiento de mis cinco sentidos, procedí entonces a examinar al fantasma.

"Deme usted la mano", le dije a la aparición; es ostensible que ésta no rehusó mi exigencia y me extendió su diestra; Tomé el brazo de la singular figura que tenía frente a mí y pude notar una marcha rítmica normal como si tuviese corazón. Ausculté el hígado, bazo, etc. Y todo marchaba correctamente; empero la calidad de aquella materia parecía más bien como protoplasma, sustancia gelatinosa a veces semejante en el tacto al vinilo; el examen aquél lo hice a la luz de un foco debidamente encendido y duró algo así como media hora.

Después despedí al fantasma diciendo: "Ya puede usted retirarse, estoy satisfecho con el examen" y el fantasma haciendo múltiples recriminaciones se retiró llorando amargamente.
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by Samael Aun Weor
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Una noche yacía en mi lecho dormitando, cuando de pronto alguien tocó tres veces a mi puerta acompasadamente; en instante en que me senté para levantarme y salir a la puerta, sentí un par de manos penetrar a través de mi pabellón; éstas se acercaron a mí peligrosamente acariciándome el rostro. Empero la cosa no quedó ahí; además de aquellas manos apareció todo un fantasma humano con la semblanza manifiesta de aquella novia que francamente no me interesaba. Lloraba el angustiado fantasma diciéndome frases como éstas: "ingrato, te alejaste sin despedirte de mí y yo tanto que te quería y te adoraba con todo el corazón, etc., etc., etc., y otras cosas".

Quise hablar, mas todo fue inútil porque se me trabó la lengua; entonces mentalmente le ordené a aquel fantasma que se retirara inmediatamente.

Nuevos lamentos, nuevas recriminaciones, y luego dijo, "me voy pues", y se alejó despacito, despacito; mas cuando yo vi que la aparición aquella se marchaba, un pensamiento nuevo, una idea especial surgió en mi entendimiento, me dije a mí mismo: este es el momento de saber que cosa es un fantasma, de que está hecho, que tiene de real.

Es obvio que al pensar así de esta manera, desapareció en mí el temor y se me destrabó la lengua; entonces pude hablar y ordené al fantasma así: "No, no se vaya usted, regrese, necesito platicar con usted", el fantasma respondió: "bueno me regreso, está bien pues", no está de más afirmar que la palabra fue acompañada de la acción y vino otra vez el fantasma hacia mí.

Lo primero que hice fue examinar mis propias facultades para evidenciar si estaban funcionando correctamente. "No estoy borracho", me dije, "no estoy hipnotizado, no soy víctima de ninguna alucinación, mis cinco sentidos están correctos, no tengo porque dudar".

Una vez que pude verificar el buen funcionamiento de mis cinco sentidos, procedí entonces a examinar al fantasma.

"Deme usted la mano", le dije a la aparición; es ostensible que ésta no rehusó mi exigencia y me extendió su diestra; Tomé el brazo de la singular figura que tenía frente a mí y pude notar una marcha rítmica normal como si tuviese corazón. Ausculté el hígado, bazo, etc. Y todo marchaba correctamente; empero la calidad de aquella materia parecía más bien como protoplasma, sustancia gelatinosa a veces semejante en el tacto al vinilo; el examen aquél lo hice a la luz de un foco debidamente encendido y duró algo así como media hora.

Después despedí al fantasma diciendo: "Ya puede usted retirarse, estoy satisfecho con el examen" y el fantasma haciendo múltiples recriminaciones se retiró llorando amargamente.

Product Details

BN ID: 2940014836098
Publisher: LDS
Publication date: 08/22/2012
Sold by: Barnes & Noble
Format: eBook
File size: 275 KB
Language: Spanish

About the Author

Entre 1950 y 1977, Samael Aun Weor (un nombre hebreo: סםאל און ואור) escribió más de setenta libros sobre el conocimiento práctico que cualquiera puede aplicar en su vida con el fin de eliminar el sufrimiento y experimentar la felicidad verdadera.

Su primer libro, "El Matrimonio Perfecto" (1950) era tan directo y potente que provocó una revolución espiritual en América Latina, y la indignada Iglesia Católica presionó a la policía para detenerlo y lo acusó por el delito de "ofender a la opinión pública y la sanidad a los enfermos." Luego pasó a inspirar a millones de lectores en todo el mundo.
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