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    La bruja de Portobello (The Witch of Portobello)

    3.8 6

    by Paulo Coelho, Ana Belen Costas (Translator)


    Paperback

    (Spanish-language Edition)

    $13.99
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    Customer Reviews

    • ISBN-13: 9780061632730
    • Publisher: HarperColins Espanol
    • Publication date: 02/05/2008
    • Edition description: Spanish-language Edition
    • Pages: 256
    • Sales rank: 110,757
    • Product dimensions: 5.31(w) x 8.00(h) x 0.57(d)

    Paulo Coelho, born in Rio de Janeiro in 1947, is one of the bestselling and most influential authors in the world. The Alchemist, The Pilgrimage, The Valkyries, Brida, Veronika Decides to Die, Eleven Minutes, The Zahir, The Witch of Portobello, The Winner Stands Alone, Aleph, Manuscript Found in Accra, and Adultery, among others, have sold 150 million copies worldwide.

    Brief Biography

    Hometown:
    Rio de Janeiro, Brazil
    Date of Birth:
    August 24, 1947
    Place of Birth:
    Rio de Janeiro, Brazil
    Education:
    Left law school in second year
    Website:
    http://www.paulocoelho.com

    Read an Excerpt

    La Bruja de Portobello


    By Paulo Coelho

    HarperCollins Publishers, Inc.

    Copyright © 2007 Paulo Coelho
    All right reserved.

    ISBN: 9780061338830

    Capítulo Uno

    Antes de que todas estas declaraciones saliesen de mi mesa de trabajo para seguir el destino que yo había determinado para ellas, pensé en convertirlas en un libro tradicional, en el que se cuenta una historia real después de una exhaustiva investigación.

    Empecé a leer una serie de biografías que pudiesen ayudarme a escribirlo, y entendí una cosa: la opinión del autor respecto al personaje principal acaba influyendo en el resultado de las investigaciones. Como mi intención no era exactamente decir lo que pienso, sino mostrar cómo vieron la historia de la «bruja de Portobello» sus principales personajes, acabé abandonando la idea del libro; pensé que era mejor limitarme a transcribir lo que me habían contado.

    Heron Ryan, cuarenta y cuatro años, periodista

    Nadie enciende una lámpara para esconderla detrás de la puerta: el objetivo de la luz es dar más luz, abrir los ojos, mostrar las maravillas a su alrededor.

    Nadie ofrece en sacrificio lo más importante que posee: el amor.

    Nadie pone sus sueños en manos de aquellos que pueden destruirlos.

    Excepto Athena.

    Mucho tiempo después de su muerte, su antigua maestra me pidió que laacompañase hasta la ciudad de Prestonpans, en Escocia. Allí, aprovechando una ley feudal que fue abolida al mes siguiente, la ciudad concedió el perdón oficial a ochenta y una personas--y a sus gatos--ejecutadas por practicar la brujería entre los siglos XVI y XVII.

    Según la portavoz oficial de los Barones de Prestoungrange y Dolphinstoun, «la mayoría habían sido condenados sin ninguna prueba concreta, basándose solamente en los testigos de la acusación, que declaraban sentir la presencia de espíritus malignos».

    No merece la pena recordar de nuevo todos los excesos de la Inquisición, con sus potros de tortura y sus hogueras en llamas de odio y venganza. Pero en el camino, Edda repitió varias veces que había algo en ese gesto que no podía aceptar: la ciudad y el decimocuarto Barón de Prestoungrange y Dolphinstoun les estaban «concediendo el perdón» a personas ejecutadas brutalmente.

    --Estamos en pleno siglo XXI, y los descendientes de los verdaderos criminales, aquellos que mataron inocentes, todavía se creen en el derecho de «perdonar». Ya sabes a qué me refiero, Heron.

    Lo sabía. Una nueva caza de brujas empieza a ganar terreno; esta vez, el arma no es el hierro ardiente, sino la ironía o la represión. Todo aquel que descubre un don o que por casualidad osa hablar de su aptitud pasa a ser visto con desconfianza. Y, generalmente, el marido, la esposa, el padre, el hijo o quien sea, en vez de enorgullecerse, le prohíbe cualquier mención al respecto, por miedo a exponer a su familia al ridículo.

    Antes de conocer a Athena pensaba que no era más que una forma deshonesta de explorar la desesperanza del ser humano. Mi viaje a Transilvania para el documental sobre vampiros también era una manera de demostrar cómo se engaña fácilmente a la gente; ciertas creencias permanecen en el imaginario del ser humano, por más absurdas que puedan parecer, y acaba usándolas gente sin escrúpulos. Cuando visité el castillo de Drácula, reconstruido sólo para darles a los turistas la sensación de estar en un lugar especial, se me acercó un funcionario del gobierno; insinuó que recibiría un regalo bastante «significativo» (según sus palabras) cuando se pasase la película en la BBC. Para este funcionario, yo estaba ayudando a propagar la importancia del mito, y eso merecía ser recompensado generosamente. Uno de los guías dijo que el número de visitantes aumentaba cada año, y que cualquier referencia al lugar sería positiva, incluso aquellas que afirmaban que el castillo era falso, que Vlad Dracul era un personaje histórico sin ninguna referencia al mito, y que todo era fruto del delirio de un irlandés (Nota del reportero: Bram Stoker) que jamás había visitado la región.

    En aquel preciso momento, entendí que, por más riguroso que fuese con los hechos, estaba colaborando involuntariamente con una mentira; aunque la idea de mi ruta fuese precisamente desmitificar el sitio, la gente cree en lo que quiere; el guía tenía razón, en el fondo estaba colaborando haciendo más propaganda. Desistí inmediatamente del proyecto, a pesar de haber invertido una cantidad razonable en el viaje y en las investigaciones.

    Pero el viaje a Transilvania acabaría teniendo un enorme impacto en mi vida: conocí a Athena cuando ella buscaba a su madre. El destino, este misterioso, implacable destino, nos puso frente a frente en la insignificante recepción de un hotel más insignificante todavía. Fui testigo de su primera conversación con Deidre, o Edda, como le gusta que la llamen. Asistí, como si fuese un espectador de mí mismo, a la lucha inútil que emprendió mi corazón por no dejarme seducir por una mujer que no pertenecía a mi mundo. Aplaudí cuando la razón perdió la batalla, y la única alternativa que me quedó fue entregarme, aceptar que estaba enamorado.

    Y esta pasión me llevó a ver rituales que nunca imaginé que existiesen, dos materializaciones, trances. Creyendo que estaba ciego de amor, dudé de todo, y la duda, en vez de paralizarme, me empujó hacia océanos que no podía admitir que existían. Fue esta fuerza la que en los momentos más difíciles me permitió afrontar el cinismo de otros amigos periodistas, y escribir sobre Athena y su trabajo. Y como el amor sigue vivo, aunque Athena ya esté muerta, la fuerza sigue presente, pero todo lo que quiero es olvidar lo que vi y lo que aprendí. Sólo podía navegar en este mundo de la mano de Athena.

    Éstos eran sus jardines, sus ríos, sus montañas. Ahora que ella se ha marchado, necesito que todo vuelva rápidamente a ser como antes; voy a fijarme más en los problemas del tráfico, en la política exterior de Gran Bretaña, en la forma en la que administran nuestros impuestos. Quiero volver a pensar que el mundo de la magia no es más que un truco bien hecho. Que la gente es supersticiosa. Que las cosas que la ciencia no puede explicar no tienen derecho a existir.



    Continues...

    Excerpted from La Bruja de Portobello by Paulo Coelho Copyright © 2007 by Paulo Coelho. Excerpted by permission.
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    La Bruja de Portobello relata la vida de Athena mediante la gente que la conocía bien o que no la conocía nada. Entre ellos, su madre adoptiva, un periodista, una sacerdotisa, un historiador y una actriz. Cada persona ilustra un aspecto diferente del carácter de Athena, describiendo lo que vieron y experimentaron y también compartiendo sus propias impresiones, creencias e inquietudes.Edda, sacerdotisa: "El gran problema de Athena era ser una mujer del siglo XXII, viviendo en el siglo XXI, permitiendo que todos lo viesen. ¿Pagó un precio? Sin duda. Pero habría pagado un precio mucho más alto si hubiera reprimido su exuberancia."Andrea McCain, actriz: "No me sorprende que su vida terminara de esa manera: vivía flirteando con el peligro . . . Athena era consciente de su carisma, e hizo sufrir a todos los que la amaron. Incluso a mí."Heron Ryan, periodista: "Las personas crean una realidad y después se vuelven víctimas de ella. Athena se reveló contra eso y pagó un precio alto."

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